A pesar de que Puerto Rico ha sido el epicentro del reggaeton y en general de la música urbana latina, Medellín se ha erigido como la capital mundial del género. El propio Nicky Jam, pionero del reggaeton puertorriqueño se ha establecido en la ciudad colombiana. «En Puerto Rico es más callejero y competitivo, pero el colombiano se adaptó bien y es más comercial”, dice. Quizás es el influjo del vallenato, que le hizo más romántico, como Maluma. O quizás es porque es más flexible y abierto de miras, como J. Balvin.

José Álvaro Osorio Balvín ha disfrutado de unos 2010s gloriosos con una ristra de éxitos y colaboraciones que no vamos (ni podemos) enumerar aquí. Sus grandes virtudes son el olfato y su capacidad de adaptación. «Mi gente» (2017) surge como un remix de la canción de Willy William, «Voodoo Song» (2017), que a su vez, proviene de la canción bengalí «Heila Duila Nach» (2016) compuesta por Akassh. Balvin capta y comparte, y convierte la canción en algo global en algo viral. En el videoclip se ven a varias personas de diferentes etnias bailando, el mensaje es claro: la música no pertenece a nadie, todo el mundo puede disfrutar de ella. «Mi música no discrimina a nadie así que vamos a romper».

Define la década porque J. Balvin representa la música popular real, la de la gente, la de toda la gente. Un músico al servicio de los designios del público sin que esto signifique populismo, sino más bien trabajo social. Su instinto, astucia y pericia le ha hecho ser el artista más escuchado de la década en España. Él mismo canta: «Hago música que entretiene. El mundo nos quiere, nos quiere, y me quiere a mí».