El tiempo lo dirá, pero el 30 de mayo de 2018 puede ser una de las fechas más señaladas de la música española de todos los tiempos. La publicación de la canción y el videoclip de «Malamente (Cap.1: Augurio)» fue el epicentro del terremoto Rosalía, un movimiento sísmico que hizo vibrar a todo el planeta y cuyas réplicas aún son acuciantes.

Rosalía Vila Tobella ya había deslumbrado (en círculos menores) con el flamenco sombrío de «Los Ángeles» (2017), pero nadie podía imaginar que con un debut tan alto, el siguiente paso fuese tan gigantesco. «El mal querer» (2018) es una obra colosal, un proyecto multidisciplinar en el que cada elemento (imagen, danza, vestuario, dirección de arte, puesta en escena, concepto) está perfectamente compuesto, ejecutado y ensamblado. Es el nuevo flamenco urbano que parecía estar en el inconsciente colectivo y fue revelado por obra y gracia de una diva divina. «Malamente», escrito junto su a ex-pareja C.Tangana y su flamante productor El Guincho, es un collage de palmas, sintes y cajas que sostienen la voz de Rosalía, con tanto duende como swag.

Define la década porque «Malamente» fue la piedra sobre la que se edificó la catedralicia obra de Rosalía. Un fenómeno que trascendió el ámbito musical y pasó a ser un icono cultural. La catalana ha conseguido ser vanguardia popular y existen muy pocos ejemplos, y menos en España, en el que un artista consigue ese reconocimiento crítico tan inmenso y global, y una fascinación tan generalizada en el público. Sonando en las peñas y en los Hamptons, en el Palace y en el chino.