31 May Tame Impala – «Let It Happen» (2015)
Los dos primeros discos de Tame Impala , «Innerspeaker» (2010) y, sobre todo, «Lonerism» (2012) habían arrojado luz y esperanza sobre la escena del rock contemporáneo. El prestidigitador Kevin Parker, compositor, productor e intérprete de la «banda», emulaba a los Beatles y Pink Floyd con las artimañas de Todd Rundgren o Dave Fridmann. Es decir, era el siguiente peldaño y la punta de lanza de la neo-psicodelia. Sin embargo, su grandeza era tal que su reino se le quedó pequeño.
Su tercer álbum, «Currents» (2015), comienza con «Let It Happen», un ariete de sintetizadores y loops para derribar la entrada a los dominios de la electrónica. Parker extiende la psicodelia a un mantra cósmico, que a mitad entra en un bucle espacio-tiempo y se estira por el universo. En «Currents» Tame Impala se rinden a los omnipresentes sintetizadores pero esta rendición no implica pérdida sino todo lo contrario, permite expandir su sonido y a Parker brillar como vocalista, bajista, arreglista y un largo etcétera.
Define la década porque Tame Impala han equilibrado nostalgia y experimentación de manera casi científica y todo gracias al trabajo perfeccionista de Parker, un mago sonoro que es capaz de grabarse en su propia casa él sólo y sonar como la mejor banda tocando en el mejor estudio. Un trabajo de post-producción agotador que sólo tiene sentido si sigues mirando hacia delante, como hizo con «Let It Happen», synth-pop progresivo de lenguaje electrónico pero caligrafía analógica, música robótica, sideral y humana.
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