Los videojuegos diseñados para móvil o tablet suponen muchas veces una especie de meditación activa, de remanso de paz mental aislado del mundo exterior. Desde la llegada del smartphone, infinidad de aplicaciones han surgido para distraernos en el transporte público, para abstraernos de la imperfecta y desordenada realidad.

El juego indie «Monument Valley» (2014), desarrollado por UsTwo, está diseñado hábilemente para zambullirse en su mundo ilusorio. Rompecabezas que recuerdan a Escher, una pulcrísima dirección de arte y ambient abstracto inmersivo. Stafford Bawler, que llevaba años de experiencia en el diseño de sonido de videojuegos, se dio cuenta que este producto «necesitaba un enfoque mucho más emotivo y creativo», por lo que se inspiró en trabajos de Eno, Aphex Twin o Tangerine Dream para crear atmósferas indeterminadas y melodías dispersas, como en este «The Garden».

Define la década porque «Momument Valley» ha sido uno de los videojuegos independientes más interesantes de los 2010s, y si así ha sido no es por tanto por su jugabilidad o concepto si no por su estética, en la que está incluída la música de Bawler. Este ambient, lejos de ser plano y de acompañamiento, rellena el juego de sintetizadores que recuerdan a la Waporwave, música para una utopía enrarecida, una irrealidad inalcanzable.