Las barreras entre lo que es puramente sonido y lo que es música son cada vez más difusas. Los compositores contemporáneos del s.XX, al igual que sus homólogos en otras artes, empezaron a deconstruir las normas clásicas y experimentar con las texturas y las formas. Sin embargo, estas creaciones no dejaron de ser investigaciones minoritarias y muy alejadas del arte popular.

Cabaret Voltaire fue un grupo de Sheffield que empezó en 1973 a realizar arte sonoro con muy poco éxito entre el público. Con la llegada del punk, tanto el grupo como la audiencia se abrieron a nuevas experiencias y la banda se consolidó como vanguardia popular. Paralelamente, uno de sus fundadores , Chris Watson, empezó su carrera de grabación de sonido documental. Watson participó en el episodio «Los Mochis a Veracruz» para BBC y estuvo un mes registrando el llamado «tren fantasma». Con ese material editó en 2011 un álbum experimental, su sexto en solitario,  que unía grabaciones de campo con música electrónica, una experiencia de sonido ambiente y sutiles beats como en «El desfiladero», un viaje inmersivo por raíles, bielas y vapor.

Defina la década porque «El Tren Fantasma» es uno de los mejores ejemplos de relato ambient a través de grabaciones de campo. Con la proliferación de la electrónica de habitación son muchos los que han buscado el placer en la exploración de frecuencias y atmósferas, pero con temas como «El Divisadero», Chris Watson demuestra por qué es Doctor Honoris Causa en Tecnología por la Universidad del Oeste de Inglaterra. Un apasionado del sonido que une su pericia en el registro con su creatividad en la edición.