Que la música compone un interesante mapa de impulsos eléctricos y segregación de hormonas en el cerebro es bien sabido. Químicamente, melodía y ritmo son poderosísimos, y consiguen unir hemisferios, consolarte en la tristeza o darte confianza, estabilidad o relajación.

Sam Sheperd, más cononocido como Floating Points, tiene un doctorado en neurociencia y epigenética en el University College de Londres. Sabiendo esto, es inevitable pensar en las interrelaciones que se establecen entre sus dos mundos, el científico y el creativo; Floating Points combina el perfeccionismo sonoro de la música sintética y la libertad y deconstrucción de la música orgánica. «Radio» (2017) es una producción de 18 minutos que podría ser perfectamente un largo viaje por el cerebro; con sus impulsos neuronales, la sensación de infinito y las interconexiones eléctricas. La música club como investigación científica.

Define la década porque Floating Points es uno de los músicos electrónicos más empíricos. Si la música club en muchos casos funciona con piloto automático y en autopista, Sheperd improvisa por carreteras secundarias, por serpenteantes rutas alternativas que le descubren nuevos lugares y nuevas maneras de conducción. «Radio» no es su tema más exótico ni intrépido, pero su poder electromagnético es el que le convirtió en cierre de sus sesiones. Música física y química.