La muerte de Prince por sobredosis de narcóticos opiáceos el 7 de abril de 2016 fue una de las defunciones más sonadas de la década. Es cierto que ya estaba lejos de la bestia creativa que fue en los 80, pero nunca se sabe lo que el genio de Minneapolis podría habernos ofrecido de nuevo. Afortunadamente, el arte en muchas ocasiones es una forma de intentar evitar la muerte y buscar la trascendencia, por lo que se sobrevive a base de descendencia en forma de obras y el recuerdo transformado en influencia.

Devonté Hynes empezó a tocar en la banda de dance-punk Test Icicles, para luego arrancar su carrera en solitario con Lightspeed Champion y dar su propia visión del brit-pop. A los dos discos se cansó del proyecto y decidió centrarse en músicas más negras con Blood Orange. El inglés afrodescendiente, después de un primer disco de transición, firma “Cupid Deluxe” (2013) y consigue cristalizar todo su universo musical. Su pericia en la escritura, su excelente mano con la producción y su sensibilidad pop nos regala canciones como “You’re Not Good Enough”, un dueto con Samantha Urbani de sonido envolvente, funky y rebosante de groove.

Define la década porque Blood Orange ha sido una de las mentes más inquietas, sensibles y resolutivas de los 2010s. Ha expandido los sonidos del r&b como heredero del mejor Prince y su espíritu y actitud viven a través de él, uniendo en sí creatividad y soltura; pop, rock, soul y lo que le quieras echar encima. En tiempos de “You’re Not Good Enough” ya había firmado obras capitales para Solange y Sky Ferreira, pero este trabajo en solitario es el que le consagró como artista, y es muestra de una expansiva y ejemplar carrera.