03 Ago Kurt Vile – “Wakin on a Pretty Day” (2013)
La fama no es algo que case bien con un músico lo-fi. Kurt Vile había mantenido un perfil bajo en sus primeros discos, pero su talento para reconducir el rock de raíces norteamericano no era fácil de esconder. Si “Childish Prodigy” (2009) ya fue un toque de atención, “Smoke Ring for My Halo” (2011) le catapultó como abanderado de la americana y le llevó a tocar por todo el mundo. En menos de 2 años pasó casi 300 noches en habitaciones de hotel, y durante ese periodo su mujer dio a luz a su segunda hija. Para sobreponerse a esta sobreexposición y alejamiento del hogar se resguardó en su guitarra, y compuso su quinto disco “Wakin on a Pretty Daze” (2013).
El álbum se siente como un refugio, el remanso de paz que encontró Vile en su interminable gira. La guitarra supuso una liberación, «de repente no había paredes alrededor de mi cerebro, todo estaba abierto y el paisaje era enorme y cambiante» le contaba Vile al también músico Amen Dunes en la NPR. El resultado fue una obra con canciones largas, relajadas, de meditación activa. La primera canción, “Wakin on a Pretty Day” son 9 minutos de épica calmada, de contemplación y recreación en el sonido de una guitarra bien afinada, de solos luminosos y una letra confusa.
Define la década porque Kurt Vile se ha convertido en uno de los emblemas del rock americano tradicional, ese que bebe del folk y utiliza la guitarra eléctrica como bandera. Kurt cantaba al inicio de “Wakin on a Pretty Day”: «Al despertarme al amanecer, ahora tengo que pensar en lo que quiero decir», enfrentándose a su popularidad y prestigio; pero al final se dedicó a no pensar mucho y a tocar todo lo que pudo; salió de esta situación incómoda con un disco hermoso, apacible e iluminado.
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