15 Oct Low – “Tempest» (2018)
¿A qué suena nuestra época? Si quisiéramos condensar nuestra realidad en unos minutos inevitablemente obtendríamos saturación y ruido. La tecnología se solaparía con la naturaleza, la fealdad cubriría la belleza y viceversa. Infoxicación, infobesidad. Sobrecarga de estímulos dispares y contrarios. ¿Puede convivir lo abstracto con lo hiperrealista? ¿Lo gélido y lo cálido? ¿El error y lo impecable?
Low llevaban 25 años haciendo música cuando fueron al estudio de Eau Claire, Wisconsin, a confeccionar «Double Negative» (2018). La sociedad americana vivía por aquel momento las dichas y desdichas de la administración Trump, la cual llevó al cantante y guitarrista Alan Sparhawk a cuestionar “la humanidad, la lógica y la sociedad moderna” según contaba a The Wire. A este desencanto generalizado es a lo que suena este álbum sombrío y ruidista. Los de Duluth, Minnesota, emborronaron sus canciones con una suciedad impropia de su anterior legado; sin embargo, al cubrir con lodo sus precisas y preciosas composiciones, emergieron extrañas sonoridades fascinantes, una deslumbrante oscuridad a medio camino entre la electrónica experimental y el pop de cámara. En «Tempest» la voz lucha sin éxito por sonar humana y hay un momento, a mitad de la canción, en que la tormenta de sobrecarga digital desaparece, pero es un espejismo, el ruido torna y la canción se vuelve un glitch ininteligible.
Define la década porque «Double Negative» es una de las obras maestras de nuestro tiempo. Low convirtió el ciberbarullo y la desesperanza en algo triunfal y, en cierta medida, apacible. Hicieron del fallo un acierto, y demostraron que con 11 discos a la espalda no se tiene por qué haber dicho todo. El productor de Bon Iver, BJ Burton, les acompañó en su descenso al inframundo y de ahí extrajeron gemas opacas y poesía dantesca. Canciones tristes que resisten la deformación y la distorsión digital. Menos menos menos es más.
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