Atlanta se ha convertido en el epicentro del trap mundial y por ende de la música popular contemporánea. De la ciudad de la Coca-Cola es de donde bebe el urban de todo el planeta; sin embargo no todo en la capital de Georgia son beats electrónicos y autotune. 

Hace casi un siglo, Atlanta era cuna del primer country por sus inmigrantes de Appalachia y su mezcolanza de blancos sureños y afrodescendientes. Este cóctel racial ayuda a entender a Algiers, un grupo de post-punk, góspel y/o soul psicodélico. Canciones como «Black Eunuch» de su homónimo debut de 2015 muestra su potencial interpretativo; con un frontman que podría ser un reverendo protestante, rodeado de coros que nos remiten a los esclavos trabajadores y adobado con guitarras de la vieja nueva ola.

Define la década porque Algiers han devuelto la negrura al rock&roll y lo han hecho precisamente en la capital actual de la música negra, Atlanta. El género, que comenzaron gente como Fats Domino, Chuck Berry o Little Richard, fue apropiado por los blancos y separándose poco a poco de sus raíces de rythmm&blues. Pero temas como «Black Eunuch» nos muestran lo bien que marida el rock de guitarras eléctricas con el soul, distorsión con alma que mira al pasado pero que puede marcar una vía muy explorable en el futuro.