En el noveno capítulo de la tercera temporada de Juego de Tronos, los músicos de la boda entre Edmure Tully y Roslin Frey comienzan a interpretar «The Rains Of Castamere» ante la preocupada mirada de Catelyn Tully. La canción recuerda la destrucción de la casa Reyne por parte de los Lannister, «Sí, ahora las lluvias lloran por sus pasillos. Y ni un alma para escuchar». El ambiente empieza a tornarse sombrío; no parece una boda, parece un funeral.

George R. Martín escribió la letra de este tema para su obra magna «Canción de Hielo y Fuego». La saga de libros fue adaptada a la televisión de manera exitosísima por David Benioff y D. B. Weiss, creando así un fandom multitudinario. Entre los seguidores de la serie estaban Sigur Ros, que interpretaron «The Rains of Castamere» durante el festín nupcial del rey Joffrey y Margaery Tyrell. Al final del episodio aparecía esta versión con un tono más o menos similar al explorado por la banda islandesa en los 2000s, siendo entonces adalides del post-rock. Ambientación trágica y envolvente para un réquiem por todo un pueblo. 

Define la década porque los acordes de «The Rains Of Castamere» introdujeron quizás el momento más icónico de la serie más célebre de los 2010s. La llamada «Boda roja» provocó un shock en millones de espectadores y fue uno de los motores que convirtió a Juego de Tronos en el mayor fenómeno televisivo de la década. Aunque el capítulo terminaba con una versión de la canción de R. Martín y R. Djawadi interpretada casi acapella por The National, es con la traslación que hacen Sigur Ros con la que la balada adquiere matices más funestos. Una canción de hielo y fuego que puso banda sonora a los sucesivos duelos que nos hizo pasar la serie.