Varios estudios afirman que la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas no consiguen afectar a la memoria musical; no sólo eso, sino que las canciones pueden ayudar a desbloquear los recuerdos. La música se guarda en áreas cerebrales diferentes, y aquellas melodías que están unidas a recuerdos emocionales están aún más protegidas.

En «Coco» (2017) la bisabuela de Miguel se está apagando y está olvidando todo, incluso a su propio padre. La película de Lee Unkrich y Adrián Molina quiso explicar a los niños el concepto más oscuro posible: la muerte. Pero también nos enseña que podemos mantener vivos a los difuntos a través de la memoria, de los recuerdos. La fiesta mexicana del día de los muertos sirve de escenario para la película más musical de Pixar. Porque la música rememora, evoca, revive, reencuentra. Cuando Coco recuerda a su difunto padre a través de la nana que le compuso, no sólo ella vuelve a sentirse viva, si no que permite que su padre no muera en el olvido. 

Define la década porque la escena de “Recuérdame» en «Coco» es la muestra más obvia del poder sanador y rehabilitador de la música. Pixar, seguramente la productora de cine con mayor pulcritud creativa del s. XXI, emociona, educa y entretiene. La canción compuesta por el matrimonio Robert López y Kristen Anderson-López ganó el Oscar a mejor canción, repitiendo galardón después del éxito de «Suéltalo» de «Frozen» (2014), pero eso ya es otro cantar.