La música electrónica tiene principalmente dos vertientes bastante diferenciadas. Por una parte la que proviene de la música clásica contemporánea, con los experimentos de músicos como Stockhausen o Subotnick que se centran en los paisajes sonoros y las posibilidades estructurales; y por otra su aplicación al club de baile, con Moroder, May o Knuckles como pioneros. Es decir, de manera reduccionista podríamos decir que está la base teórica y el uso práctico. Pero sí, también existe la tercera vía, la hibridación que propuso Kraftwerk y siguieron artistas como Aphex Twin o Darren Cunningham, el músico detrás de Actress. 

El británico es un teórico experimental del club. No proviene de ninguna escena, ni dubstep, IDM, garaje, techno, house, grime, electro… aglutina todas y deforma todas. Él habla de «R&B concreto», aludiendo a la música concreta de Pierre Schaeffer. En su segundo disco «Splazsh» (2010) lo único que se mantiene coherente es la experimentación. Deconstruye el club por medio de su análisis, mostrando sus contradicciones y ambigüedades. «Lost», por ejemplo, es techno cubista; los elementos están ahí; los beats, las voces, los sintes… Pero en su versión más abstracta, inconexa, indeterminada. 

Define la década porque Actress ha sido uno de los pocos músicos verdaderamente experimentadores del club estos 2010s. Cada año que pasa es más difícil innovar y crear nuevos lenguajes, pero Cunningham se tiró a la piscina y se sumergió en las profundidades de las texturas electrónicas y los beats. «Splazsh» fue elegido disco del año por la prestigiosa revista The Wire, y aunque cueste una primera escucha, la aventura sonora está asegurada.