La figura del MC nació animando las primeras fiestas de hip-hop en el Bronx de los 70. Unas cuantas rimas fáciles de fiesta y baile y a funcionar. En pocos años el discurso fue tomando profundidad, con el mensaje callejero, la reivindicación, la rabia, la ostentación… Pero muy pocas veces la tristeza. 

Los Sad Boys fueron un grupo sueco de rap adolescente que nacieron en plena era Tumblr, los inicios del llamado post-internet. Con 17 años se hicieron virales con el videoclip de Yung Lean «Gingseng Strip 2002» (2013) grabado con el móvil y poca gracia, pero fue ese estilo austero y profundamente millennial el que les encumbró internacionalmente. Lean sufría de adicción y trastorno bipolar por lo que fue trasladando esa atmósfera a sus canciones, derivando al trap, cloud rap o thrillwave, como quiera que se le llame. «Red Bottom Sky» de su tercer álbum «Stranger» (2018) ya está en una etapa más madura (sí, con 21 años), con reminiscencias indies y estribillo pegadizo, pero manteniendo esa nube gris y vaporizada en la que flotan sus canciones. 

Define la década porque Yung Lean es una de las cabezas más visibles de la ola de hip-hop emocional y narcótico que hemos vivido en los 2010s. Rap de SoundCloud con electrónica envolvente que ha sido la banda sonora de la nueva juventud emo, ansiosa y desesperada. «Red Bottom Sky» está ya en una fase más pop de este subgénero, cuando la sociedad ha asimilado que estamos tristes y que podemos refugiarnos en estas píldoras melódicas como si de un estupefaciente relajante se tratase.