«¿Quieres saber cómo me salgo con la mía?. Trabajo. Todo el puto tiempo. Trabaja para ser un ganador, suda para ser un ganador. Quiero olerte, incluso desde muy lejos. Quiero sentirte para saber si eres un ganador.

Dime, ¿cómo te sientes? ¿El sudor gotea por tus pelotas? Bueno, entonces todavía no eres un ganador.»

Estas no son palabras de ningún sargento de infantería motivando a sus inferiores ni de un monitor de gimnasio de barrio pasado de vueltas, es la quebequesa Marie Davidson haciendo gala de su histrionismo de club. El tema en cuestión es «Work It» del disco «Working class Woman» (2018), una mezcla de techno minimal industrial con spoken word. La pieza se va construyendo con capas de ritmos que se van sucediendo y la aparición de sintetizadores estridentes. Davidson actúa desde una perspectiva absolutamente dominante, una fantasía despótica que consigue estimular tu bulbo raquídeo, entre el cerebro y el sistema nervioso.

Define la década porque Marie Davidson es uno de los ejemplos de la riqueza que ha aportado la creciente presencia de mujeres en el mundo del club, y «Work» no es que responda precisamente a los atributos que se relacionen con el estereotipo de feminidad, sino todo lo contrario. Davidson se desliga de la cultura de pensamiento único del techno y habla desde fuera con un humor bizarro, como una cronista que precisamente al señalar los defectos de la escena les está aportando virtudes.