La resaca es también un estado alterado de conciencia, aunque provenga de otra alteración mayor. Es un momento en el que la fuerza de la gravedad es más intensa, los errores pesan más y la ansiedad te lleva a buscar constantemente una salida, un paliativo, una fuente de energía.

«Quería simplemente desquitarme, sacudirme de estos arrepentimientos, de estas cosas que te atormentan. Fue una de esas canciones que llegan en aproximadamente media hora y cuando tienes resaca; es casi como una cura para la resaca.» Florence Welsh, la vibrante voz de Florence and the Machine, decía a esto a XFM sobre «Shake It Out», el primer single de su segundo álbum «Ceremonials» (2011). La británica casualmente también entró de resaca a Abbey Road el día que se grabó la canción, pero muy lejos de salir un tema perezoso y lánguido, Welsh consiguió poner el grito en el cielo. El productor estrella Paul Epworth ayudó a acompañar con la épica que se merecía este himno, con tambores, panderetas y teclados justos y necesarios; pero sin duda su atractivo gravita alrededor de la voz de Florence, una máquina de generar emociones a través de su potente y flexible entonación.

Define la década porque «Shake It Out» es una de esas canciones atemporales que el público siempre necesitará, un chute de energía para superar cualquier obstáculo, para quitarse cualquier peso de encima. A principios de los 2010s, las Islas británicas se poblaron de cantantes femeninas que derrochaban potencia como Jessie Ware, Adele, Anna Calvi o Hannah Reid, pero seguramente «Shake It Out» sea la canción de energía más desbordante, un subidón para días de bajona.