Si hay un género musical que es a la vez sólido, líquido y gaseoso ese es el R&B. Desde la década de los 40, el Rythmn and Blues sobrevuela toda la música negra, se cuela por las rendijas de cualquier género y sienta las bases de muchos; puso el asfalto y señalizó el camino al rock&roll, también ha marcado una nueva vía de servicio para el rap. Es el tronco del pop del siglo XXI pero también sus hojas más verdes.

Solána Imani Rowe, también conocida como SZA, escribía para mastodontes del mainstream como Beyoncé, Nicki Minaj o Rihanna, mientras preparaba su álbum debut, pero su perfeccionismo y su ansiedad no le permitían terminarlo. Al final su propia discográfica le tuvo que robar el disco duro para conseguir publicarlo. «Ctrl» (2017) salió de la cueva para mostrar un R&B cristalino, sintetizado, como una droga de diseño. En «Love Galore» le basta empezar con una simple línea de bajo para crear un diván en el que tumbarse y soltar sus desórdenes emocionales; la canción va añadiendo capas y va creciendo, pero siempre manteniendo una inmaculada producción. SZA por su parte se marca un rap-soul de notas imprevisibles en el que dice cosas tan crudas y lógicas como: «¿Por qué me molestas cuando sabes que no me quieres?». 

Define la década porque si el R&B ha sido el condimento ideal en la omnipresente música urbana, «Love Galore» es uno de sus puntos álgidos. SZA, acompañada de Travis Scott, nos lleva por los derroteros del desamor a través de una voz deliciosa, delicada y decidida. El Rythmn and Blues lleva años nutriendo la savia de la música popular y también dando frutos jugosos y frescos. «Love Galore» es amor a tutiplén; amor por el sonido, la melodía, la música de hoy y la música de siempre.