«Royals» fue una bomba pop expansiva que se escuchó en todo el globo, aunque viniera de Nueva Zelanda y de una adolescente de 16 años. Ella Marija Lani Yelich-O’Connor, más conocida como Lorde, estaba en lo más alto tras sacar «Pure Heroine» (2013) que le encumbró como la gran y muy joven promesa del pop, una estrella conocida y reconocida, un diamante en bruto. Pero la vida nunca ha sido fácil para los adolescentes, después de 3 años de noviazgo rompe con su novio y, a pesar de la fama, se encuentra sola.

Lorde escribió «Melodrama» (2017) con 18-19 años en este contexto de reestructurar su vida, un tratado sobre la soledad y la ruptura. Esta premisa seguramente sea la de cientos de miles de músicos, pero no todos tienen el talento de Lorde para catalizar sentimientos. «Green Light» es emoción en la pista de baile, triste y divertida, melancólica y temeraria. Mira con pena al pasado y con entusiasmo al futuro, de ahí esa luz verde que le da el paso hacia delante.

Define la década porque Lorde es uno de los mayores talentos pop que han parido los 2010s, «el futuro de la música» dijo de ella David Bowie antes incluso de sacar «Melodrama». En este disco todas las previsiones se confirmaron, con una artista retratando su proceso de maduración; reflexiones y emociones a flor de piel, con composiciones complejas y producciones elaboradas. Una voz frágil y fuerte a la vez que brilla en «Green Light», la canción que abre el disco y toda una vida por delante.