Desde la reciente aprobación de los nuevos grados, titulos superiores adaptados al EEES, ya sean éstos universitarios o no, existirá una nueva titulación académica de Graduado/a en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, que acredita unas competencias de actuación claras en relación con la restauración y conservación de nuestros bienes culturales.
La propuesta de contenidos se ha hecho en concurrencia con los responsables académicos de las otras titulaciones académicas,que pudieran ser confluyentes, para que, desde estos grados, no se invaden las correspondientes estas otras disciplinas, así como para evitar solapamientos y confusiones no deseables.
Al menos en lo que se refiere al ámbito universitario, desde el cual puedo hablar con conocimiento de causa, todo esto se ha hecho con el visto bueno de las agencias de calidad (ya sea la ANECA o las autonómicas acreditadas), de las Comunidades Autónomas que han implantado los títulos y, por supuesto, con el del Ministerio de Educación, que ha recogido en su Registro de Universidades, Centros y Títulos (RUCT) estas nuevas enseñanzas oficiales.
Justificada pues la denominación cuestionada, desde una perspectiva académica, entiendo que el hecho de que exita un cuerpo de Conservadores de Museos, o de Patrimonio, tampoco implica que no pueda haber coincidencias de denominación en el ámbito profesional (aunque solo sea parcial, ya que en este caso se incopora el término "restaurador") como si de una marca registrada se tratase.
No creo que esto genere ningún tipo de problema, al menos en lo que se refiere a las diferencias de perfiles profesionales, ya que éstas están claras. Más lamentable me parece que a los restauradores nos confundan con los profesionales de la hostelería. Quizás de ahí que se haya tenido que diferenciar nuestra definición profesional con la denominación de Conservador-Restaurador.
Tampoco creo que se ponga en duda la necesidad de contar con la participación de todos los profesionales que, desde las diversas disciplinas, aportan sus conocimientos en beneficio de la Conservación de nuestro Patrimonio, ya que esta (pre)ocupación no es exclusiva de nadie, más bien al contrario, requiere que todos y cada uno de ellos desarrollen su trabajo desde el respeto, la colaboración y el reconocimiento mutuo.
La consecución de este nuevo título de grado abre una posibilidad de resolver un problema que se viene arrastrando, desde hace décadas, respecto a los niveles laborales de los restauradores que prestan servicio en la Administración, pudiendo plantearse, a partir de ahora, un reconocimiento acorde con sus competencias y con las responsabilidades que viene asumiendo.
Ahora estamos en condiciones de poder plantear la necesaria definición y regulación de esta profesión, por parte de las administraciones competentes, tanto en beneficio de los profesionales que vienen desarrollando su trabajo como en el del propio Patrimonio. Para ello esperamos poder contra con el apoyo de todos, también con el de los Conservadores.
Desconocía la existencia de la denominación profesional de Conservador-Restaurador. Hasta lo que yo se el Conservador como ente jurídico en la legislación española consigue este grado profesional a través de una oposición, no a través de tarjetas de visita como he visto en diversos casos. También se accede por oposición al cuerpo de técnicos de museos.