De esta forma, se tratarán puntos como los límites de lo que es cultura y arte; la organización del trabajo “cultural”, “intelectual” o “artístico” convertido en imagen y promesa del mundo del trabajo; la posición secundaria y precaria de las mujeres en esta industria que, como todas, tiene sus corporaciones, sus PYMES y sus trabajos subalternos; la existencia de clases “culturales”, las representaciones hegemónicas de los sexos y de las relaciones que la producción cultural selecciona y transmite, y, por último, las experiencias de vida y trabajo que abren perspectivas nuevas sobre cómo sobrevivir materialmente y a la vez discutir ideológicamente un mercado cuya fuerza es su misma desinstitucionalización y fragmentación.
Lejos de la excepción
Este seminario y taller trata de revertir el sentido dominante sobre la producción cultural a través de la crítica feminista y los procesos que conforman la clase de creadores y, sobre todo, la de aquellos que ocupan un espacio central en el intercambio de valores culturales.
Lejos de ser una excepción, la crítica feminista explica que la actividad artística y cultural, en el ámbito de la construcción de las relaciones sociales de género y de poder, responde a lógicas o a “intuiciones” conservadoras que actúan reorganizando el trabajo artístico y la producción de valor simbólico a partir de postulados neoliberales de negocio y eficiencia económica, así como a criterios implícitos o explícitos de excelencia masculina.
Feminismo como movimiento
Durante el pasado siglo, desde el movimiento sufragista o a través de los primeros textos de Virginia Woolf o Simone de Beauvoir, el feminismo inicia su andadura no sólo como un movimiento social o una teoría crítica de lo político y económico, sino también como una crítica profunda a las estructuras culturales y de producción de un sistema social dominante, al que nombrará como patriarcal.
La crítica feminista a los modos de producción cultural toca muchos de sus conceptos considerados laterales, pero también normativos y fundacionales: sus temáticas y sus protagonistas, pero también la autoridad, el reparto del tiempo y del dinero, las fronteras entre lo que es arte y cultura y lo que no lo es, la definición de la autoría.
Estos análisis se hacen especialmente relevantes a partir de la década de los noventa con el desarrollo crítico que introducen las teóricas feministas, tanto en la teoría económica como en la sociología y filosofía del conocimiento, con Sandra Harding, Helen Longino, Julie A. Nelson o Donna Haraway entre otras muchas teóricas, así como desde los estudios culturales y queer con Eve Kosofsky Sedgwick, Teresa de Lauretis, Judith Butler o la propia Angela McRobbie, invitada en una de las sesiones.
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