Letrado del Consejo de Estado desde 1966, diez años más tarde fue nombrado secretario general técnico del Ministerio de Justicia, cargo que desempeñó hasta abril de 1977, colaborando de manera muy activa en la primera amnistía, en la Ley para la Reforma Política y en la primera normativa electoral de la recién nacida democracia. Un año más tarde fue elegido presidente de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados.
Como queda apuntado, fue protagonista en la elaboración de la Constitución de 1978 y ocupó el cargo de portavoz en el Congreso de los Diputados, tanto del partido entonces en el Gobierno, UCD, como posteriormente en el de la oposición, AP. Ha sido diputado de Unión de Centro Democrático de 1977 a 1981 y de Alianza Popular en 1982, 1986 y 1989. En noviembre de 2004 se dio de baja como militante del Partido Popular. Pero su dilatada carrera incluye, además, cargos diversos, como consejero del Banco Exterior de España, vicepresidente de la Comisión Jurídica de la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa y vicepresidente de la Comisión Política de la Asamblea del Atlántico Norte.
Se confiesa amigo y admirador de Santiago Carrillo, alguien en principio muy alejado de sus postulados políticos…
Siempre agradezco que se me de la oportunidad de hablar de Santiago, alguien por quien siento profunda admiración y del que guardo un recuerdo extraordinario. Cuando el año pasado se presentó su libro Mi testamento político dije que si yo no hubiera conocido a Carrillo también habría acudido a aquel acto y lo hubiera hecho, como expliqué, por mi admiración hacia su persona. Como he repetido siempre que he podido, Santiago era un gran hombre de estado que atendía a los intereses generales y permanentes por encima de cualesquiera otros, por encima incluso de los propios sentimientos. Estoy convencido de que es una de las personas que más ha contribuido de manera decisiva al establecimiento y el mantenimiento de la democracia en España.
¿Pese a las diferencias políticas?
Claro que hemos mantenido postulados políticos diferentes, o muy diferentes si se quiere, pero por encima de todo fue un gran amigo, de esos que no se repiten y alguien por quien he sentido y sentiré siempre un gran respeto y admiración personal. A lo largo de casi 25 años y en el marco de debates políticos, viajes y tertulias radiofónicas semanales trabamos una estrechísima amistad que se mantuvo y se enriqueció hasta el fin de sus días. Hemos coincidido y discrepado y también nos hemos influenciado recíprocamente. Todo eso me llena de orgullo, muy especialmente el haber sido influido y también influir de alguna manera en las posiciones de la persona de la que hablo.
¿Echa usted en falta en la actualidad ese diálogo entre los políticos de distinto signo?
Por supuesto, muchísimo. Creo que ese diálogo es fundamental. Es más, considero que aunque no basta la buena relación personal para pactar políticamente, pero si no hay esa relación personal jamás se pactará en condiciones. No es una condición suficiente, pero sí imprescindible. La llamada Transición se hizo como se hizo porque había aprecio personal entre sus protagonistas. Lo había entre Suárez y Carrillo, entre los representantes de la UCD y los del PSOE, lo había entre nacionalistas y quienes estaban en partidos del Estado. Había buenas relaciones personales. En la Ponencia Constitucional hacíamos tertulias y nos íbamos juntos a comer.
El respeto entre personas políticamente alejadas como Peces Barba, Pérez Llorca, Gabriel Cisneros o yo mismo contribuyó al entendimiento y a que la Ponencia Constitucional saliera adelante
En 1980, en el marco de uno de los debates más violentos que hubo en las Cortes, como fue la discusión sobre el Estatuto de Centros Docentes, el ponente socialista, que era Gómez Llorente, y el ponente de UCD, que era yo mismo, pactamos tomar una copa juntos después de cada debate. No hubo consenso pero tampoco hubo rupturas porque nos respetábamos y nos fiábamos uno del otro. El respeto entre personas políticamente alejadas como Peces Barba, Pérez Llorca, Gabriel Cisneros o yo mismo contribuyó al entendimiento y a que la Ponencia Constitucional saliera adelante.
Como observador político, ¿cómo contempla la actual situación?
Hace años escribí un articulo que titulé Hipocondria. Fue en los últimos tiempos del Gobierno de Felipe González, cuando parecía que estábamos en el absoluto caos. En aquel artículo explicaba que se produce hipocondria cuando el paciente imagina que tiene gravísimas enfermedades que, en realidad, no son tan graves. Eso le causa tal lesión psicológica que aquello acaba por tener un reflejo orgánico. Hay úlceras de estómago que comienzan siendo imaginativas y terminan siendo sangrantes. Creo que estamos en una situación semejante. Claro que no estamos bien; claro que hay graves problemas, pero en España se está creando la imagen de que estamos peor de lo que en verdad estamos, y como consecuencia se están tomando medidas, a mi juicio, nada acertadas que agravan la sensación de malestar. Todos los días, incluso desde instancias oficiales, se dan noticias que nos llevan a pensar que las cosas van a ir a peor. Todo eso no contribuye a levantar los ánimos. Lo malo de la hipocondría, repito, es que la úlcera imaginativa o psicológica termina sangrando.
Se le considera a usted, también, un referente cultural. ¿Qué lugar ocupa el arte entre sus preferencias?
Me gusta mucho la música y la pintura. Nunca desperdicio la oportunidad de visitar un museo y escuchar música supone una constante en mi vida. Por otra parte, y aunque no soy capaz de hacer una línea recta, me gusta especialmente la arquitectura. Estoy convencido de que hubiera sido un buen arquitecto si hubiera sabido dibujar y se me hubieran dado mejor las matemáticas, pero ante la realidad de que en ninguna de las dos cosas destacaba, el camino fue por otros derroteros.
¿Algún estilo o escuela arquitectónica?
Voy a ser muy clásico pero me voy a remitir a la Grecia de Pericles que considero uno de los momentos cumbres de la gran arquitectura.
Finalmente, ¿en qué está trabajando en el momento actual?
Estoy escribiendo. Preparando un texto sobre Ernest Lluch, en el fondo un texto sobre historia constitucional y acabo de concluir un libro sobre la Constitución de Cádiz que se publicará en los próximos meses.