El Premio Nacional de Fotografía de Francia, Premio Internacional de Fotografía FARC y Premio PhotoEspaña 2013, presenta Vámonos (Turner), un libro en el que recoge sus cuatro viajes a México -realizados en 1965-1966, 1970, 1974 y 1981- a través de más de 300 fotografías, algunas de ellas inéditas.
Plossu ha realizado a lo largo de su carrera reportajes en diversos países del mundo, retratando paisajes, gentes, ambientes y situaciones de un modo muy característico, «a veces un paisaje es un retrato y un retrato es un paisaje. Lo que importa es que haya una foto y hay fotos en cualquier sitio, pero hay que buscar el momento justo».
«Hay fotos en cualquier sitio pero hay que buscar el momento justo»
En 1965 se va a vivir con unos familiares a México para estudiar, «pero sólo fui una vez a la universidad, al contrario, cogí mi cámara, una Retinette, y comencé a viajar con un grupo de beatniks norteamericanos. Mi escuela era la carretera, la gente y dormir bajo las estrellas», afirma el fotógrafo.
Su formación se completó con estos viajes sin rumbo y de vuelta en Francia entre los años 1961 y 1965 «acudía a la Cinemateca de París a ver todos los días películas de la Nouvelle Vague. En ese momento mi cultura era totalmente cinematográfica», continúa.
El fotógrafo es una apasionado del viaje, al que considera una forma de vida, «de joven hacía los viajes sin ninguna organización, iba a ver qué me encontraba. La idea de preparar un viaje e ir a un sitio fijo no me interesa, al contrario, un viaje tiene que tener un poco de misterio. Lo importante es ir», asegura. Y aquí radica la diferencia entre su primera visita a México y las siguientes, «el primero fue un viaje inocente, tenía 20 años y no era un fotógrafo profesional, tenía total libertad y hacía fotografías sin saber que las iba a publicar un día. En los del 70, 74 y 81 ya tengo conciencia de lo que estoy haciendo, no son solamente recuerdos de amigos, son fotos de un fotógrafo que piensa en lo que hace», recuerda Plossu.
«Un viaje tiene que tener un poco de misterio. Lo importante es ir»
La inocencia de la primera visita a México se disipó en las siguientes, ya que en años posteriores viajó a otros lugares, entre ellos, India, donde descubrió la pobreza, además quedó marcado por películas como Los olvidados de Buñuel. A partir de entonces «llegué al D.F. y comencé a ir por las calles, así que son fotos más sociales, algunas de ellas muy duras».
En definitiva, Plossu declara que México «es un país del que me gusta todo». No sólo se ha interesado por sus campos, ciudades, playas y desiertos, sino que ha tenido un interés general en el país, «hay algo en el aire, no sé que es, pero hay algo».
Fotografía digital
En un mundo marcado por las nuevas tecnologías y lo digital, Bernard Plossu sigue fiel a su cámara analógica, asegura que «la fotografía digital no me interesa, es para otra generación. Yo estoy acostumbrado a hacer fotos con rollos de 36. No me interesa tener una memoria de 600 fotos», aunque afirma que puede ser útil para el periodismo, sobre todo para los corresponsales de guerra. Pero no está muy seguro de que la rapidez que proporcionan sea algo positivo, «solamente hay una cosa rápida, el tiempo. Creo que es más rápido ir despacio que ir rápido, es como el conejo y la tortuga. Y creer que el progreso es que las cosas vayan rápidas es una ilusión».
El futuro se presenta con calma para el fotógrafo francés que tiene varios proyectos en marcha. Por un lado, «me gustaría hacer un libro sobre Madrid con Rafael Doctor Roncero, porque me gusta mucho la ciudad». Aunque no es el único lugar que ha visitado de España, ha vivido en Andalucía y el último viaje que hizo por la península fue una semana por el Maestrazgo. Y es que andar por los senderos y perderse en la naturaleza es una de las grandes pasiones de Plossu, «en un año cumplo 70 y no quiero perder el tiempo e ir más y más a la sierra para escuchar el silencio».