El presidente de la Fundación Contemporánea, Alberto Fesser, uno de los organizadores de este encuentro, explica en esta entrevista las claves de su primera década de trabajo y, sobre todo, ofrece una mirada fresca sobre los retos que están por venir.
10 años de Pública, ¿qué balance hace?
Uno de los lemas que estamos utilizando en esta edición es ‘Diez años haciendo amigos’, y esto explica en parte lo que pretendemos: unir al sector y a los profesionales de la cultura para fomentar la colaboración. Y es así como nació Pública, con la idea de crear networking entre todos los profesionales del sector, reunirnos, compartir ideas, problemas, experiencias, oportunidades y éxitos, y fomentar que todos acabemos compartiendo y colaborando en más proyectos. Son 10 años, en definitiva, haciendo amigos, en lo profesional y seguro que habremos dado pie a amistades de otro tipo que también son muy bienvenidas.
¿Ha cambiado ese objetivo de crear redes o ha permanecido constante a lo largo de esta década?
Hemos buscado siempre que mucha más gente se conozca y que muchos más proyectos sean conocidos por otros, sobre todo los que puedan enfrentarse a problemas similares. Reunimos en un día a 800 profesionales para que cuenten sus proyectos y para que vuelvan a su lugar de origen con inspiración, nuevas ideas, y con nuevos nombres con los que puedan emprender sus iniciativas. Este propósito permanece a lo largo de los años.
¿Cómo ha afectado la crisis económica?
La crisis nos ha dado un zurriagazo enorme del que todavía no nos hemos recuperado, ni se espera en muchos años. Los presupuestos se han quedado en la mitad de lo que fueron y todo ese desastre ha dejado unas claras consecuencias. Pero en todos estos años los profesionales que han estado vinculados con Pública no han perdido ni un minuto en lamentarse, en buscar culpables o en hacerse las víctimas, cosa que sí se ha dado en otros ámbitos. Se ha trabajado con ilusión y optimismo, mirando al futuro y sabiendo que, en cultura, nunca lo hemos tenido fácil, ya que tradicionalmente hemos trabajado contra un montón de dificultades, falta de recursos y poca atención.
Y eso pese a su poder transformador…
La cultura importa mucho menos al mundo de lo que debiera. Pero, dentro de este contexto, en Pública siempre se ha hablado de futuro, no de pasado, de oportunidades y no de problemas, porque trabajamos en cultura y sabemos que es el sitio más chulo dónde se puede trabajar y que lo que hacemos es valiosísimo socialmente. ¿Tenemos pocos recursos? Pues con pocos recursos lo vamos hacer… Este es el tono con el que trabajamos. Sólo queremos hablar de futuro y de trabajo.
¿Qué tipo de perfiles profesionales podremos encontrar el próximo día 30?
Tendremos una mezcla muy interesante. Por ejemplo, vendrán profesionales de España y de más lejos, es verdad que Madrid tiene mucho peso cultural, y habrá mucha representación, pero no llega al 50% del total de asistentes. El resto vienen de Cataluña, País Vasco, Andalucía, Canarias… de todas partes, y un buen puñado de fuera del país.
¿Qué formatos utilizan para generar conexión?
Hemos ido evolucionando año tras año. Cada vez queremos que sean formatos más participativos, evitando la conferencia o presentación cerrada de alguien. Eso ha incluido formatos más tradicionales, como una mesa de debate, y otros más innovadores, como presentaciones con premios de proyectos emprendedores, o ‘Un café con…’. Esta última propuesta se compone de más de una veintena de mesas de ocho personas, cada una con un protagonista, y a la que puedes unirte si te interesa ‘tomar un café’ con el que la preside.
Este año nos encontramos con un programa nuevo, más centrado en lo colectivo que en lo individual, y bloques temáticos centrados en lo social.
¿Por qué centrarse más en lo colectivo?
Hacemos la siguiente reflexión. Somos Pública y somos cultura. Llevamos 10 años reuniéndonos para hablar de nuestras cosas, ahora queremos mirar hacia el futuro y hablar de lo que va a suceder en los próximos 10 años. Con ese chip es con el que armamos nuestro programa, y mirando hacia el futuro nos ponemos al servicio de objetivos sociales concretos, ya que si defendemos el valor de la cultura es por lo que aporta a la sociedad.
Queremos hablar de educación, de un sector económico que genera empleo, de un reto climático que ha puesto a la sociedad en marcha, del cambio demográfico, de igualdad o de despoblación en el mundo rural. En todo eso la cultura tiene algo que decir. Por ello, en cada uno de esos objetivos marcados contamos con un moderador y tres, cuatro o cinco personas que exponen un caso concreto y con esas pinceladas se abre el debate a todos.
¿Qué espera de los próximos 10 años?
Ahí está la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, ¡qué casualidad!, y aunque no queremos que el programa verse sólo de esto, la introducción de la jornada va a ser una ponencia dónde nos van a hablar de ella porque, aunque no menciona a la cultura, puede estar y está detrás de cada uno de estos objetivos de desarrollo. Es un punto de partida muy interesante.
¿Qué es la cultura para Alberto Fesser?
No me quiero poner cursi, pero creo que la cultura enriquece la vida de cada uno de nosotros como personas, y por extensión, crea una sociedad mejor en la que tenemos una vida más plena y convivimos mejor con los demás.
Los fondos destinados a cultura, sin embargo, parecen no reflejar esa importancia.
La cultura es adictiva, para bien y para mal. El que consume cultura quiere cada vez más y mejor. Pero también lo contrario, si a alguien le empezamos a quitar la cultura se va a desenganchar y ya no la va a demandar o a necesitar. Nuestro trabajo no es hacer cultura por cultura para que los profesionales podamos vivir de esto, sino para las personas y para la sociedad, y eso puede hacerse de muchas maneras. A veces se llama cooperación al desarrollo, otras se llama integración del colectivo gitano en el barrio que sea, a veces se llama entretenimiento de jubilados y otras promoción turística de Teruel. Hay muchos objetivos sociales detrás de la cultura, en función del público al que se dirigen, su impacto económico, en qué lugar se desarrolla, a qué colectivo de creadores permite dar a conocer, pero siempre hay un valor social detrás. Al margen de esto, somos un sector económico que genera empleo y riqueza.
¿Cómo definiría la figura del gestor cultural?
Nuestro trabajo es conseguir que los creadores puedan hacer su trabajo y que éste llegue al público. Nosotros somos los catalizadores del proceso que va desde que los creadores comienzan su proyecto hasta que se da lugar a un producto cultural, lo que implica desarrollar actividades muy distintas.
¿Cómo cree que ha evolucionado la profesión?
En los últimos años el sector se ha profesionalizado, tanto en las personas como en las organizaciones culturales, y esto ha venido de la mano de la iniciativa pública y de la privada. Aún falta más reconocimiento por parte del público y de los medios de comunicación, pero vamos dando pasos y ahí seguimos. De aquí destaco también el orgullo de pertenencia. Debemos estar muy orgullosos de lo que hacemos y de lo que aporta lo que hacemos.
Cerramos con ese otro lema de esta décima edición: Feliz cultura…
Con ese orgullo de pertenencia y porque queremos felicitarnos el cumpleaños hemos acuñado el lema ‘Feliz cultura’, que vamos usar a lo largo de todo Pública.