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«El arte moderno nace con David»

Como máximo responsable del D´Orsay, Cogeval ha tenido un papel fundamental en la celebración de la espectacular exposición Impresionismo, un nuevo Renacimiento [1], que exhibe hasta el próximo 22 de abril la Fundación Mapfre en Madrid y que recorre la historia del más importante movimiento artístico moderno a través de las grandes obras maestras impresionistas de esta institución museística, “una de las diez más importantes del mundo”, según su propio presidente.

hoyesarte.com entrevista a Guy Covegal para tratar de primera mano sus impresiones acerca de esta muestra, una de las más importantes del año en nuestro país, indagar en sus teorías más personales sobre este importante movimiento artístico, anotar sus artistas preferidos y sus obras favoritas y dar a conocer el futuro más inmediato del Musée D´Orsay.

Como presidente del Musée D´Orsay, ¿qué significa para usted la posibilidad de mostrar obras tan importantes de sus colecciones en España?

Supone una doble oportunidad, el Museo D´Orsay es uno de los diez grandes museos del mundo y desde hace unos 20 o 30 años se decidió que algunas de nuestras obras pudieran ser admiradas en otros lugares del mundo. Además, en este año, y ya que estamos inmersos en unas importantes obras de ampliación y remodelación para cambiar la presentación museográfica de las colecciones, hemos visto la ocasión de seleccionar más de 200 obras y dividirlas en dos exposiciones: una sobre el Postimpresionismo, presentada hace un mes en Camberra, la capital federal de Australia, cuya inauguración fue un acontecimiento histórico en ese país, y ésta sobre el Impresionismo que ahora presentamos en Madrid.

«Gustave Moreau fue un solitario totalmente inmune de todo el movimiento de las artes contemporáneas. Fue detestado por los académicos y no comprendido por los impresionistas»

¿Comparte la idea de que Manet es el principio o el detonante y el final del Impresionismo como se plasma en la exposición?

Bueno, es la teoría de mi colega, Stéphane Guégan, pero no necesariamente la mía. Lo interesante de todo es que las ideas se mueven, el catálogo es muy concluyente en ésto. Para mí, el arte moderno nace con la escuela de David, pero este sería otro debate…

Pintores como Gustave Moreau hasta no hace mucho no se consideraban impresionistas. Sin embargo, parece que ésto ha cambiado. ¿Siguen surgiendo nuevos impresionistas?

Moreau fue un solitario totalmente inmune de todo el movimiento de las artes contemporáneas, pero casi más importante para el surrealismo, por ejemplo, que para los impresionistas. Los impresionistas fueron olvidados en los años 20 y 30 mientras que André Bretón y el Surrealismo descubren de nuevo al Gustave Moreau muerto 20 años antes. Moreau fue detestado por los académicos y no comprendido por los impresionistas.

Existe un mensaje del Impresionismo como transmisor de alegría y de cambio pero, sin embargo, ésto a veces choca con la vida verdaderamente dramática de algunos de sus protagonistas, ¿qué visión tiene usted de esta dualidad?

En el Impresionismo hay una cualidad de lo que llamamos en Francia “alegría de vida” y esa es una de las grandes realidades de este movimiento. Pero hay también fuerzas más oscuras, por ejemplo, en una pintura muy famosa como La Urraca, de Claude Monet, una de las más famosas de todo el Impresionismo y que ahora se puede ver también en las salas de la Fundación Mapfre. Es un paisaje de nieve con un ave pequeña en el centro, considerada por varios historiadores del arte como una prefiguración de la catástrofe que estaba por venir en 1870 cuando Francia fue derrotada por los alemanes.

 

«Muchas de las pinturas expuestas en el Salón de 1874 fueron olvidadas y maltratadas en depósitos y almacenes»

 

¿Hasta qué punto transmite esta exposición la idea de lo que fue el primer Salón Impresionista de 1874?

No es fácil conseguirlo porque en la colección del Musée D´Orsay no tenemos muchas de las obras que formaron parte de ese primer Salón Impresionista. Hay varios “sisleys” en Montreal, varios “monets” en el Metropolitan, pero sin embargo sí tenemos muchos de los que se hicieron después. El año 1874 es también un año fundamental porque fue la nueva apertura del Museo de Luxemburgo, que era el Museo de Arte Moderno de esa época, pero en la primera colección había sólo un Monet y muchas pinturas de Delaunay. Por eso es muy interesante ver el cambio del gusto y de mentalidad artística de la época.

¿Se pretende hacer justicia a algunos pintores que quizá en ese salón fueron reconocidos y posteriormente se olvidaron?

Muchas de las pinturas que están ahora expuestas tuvieron un gran éxito en los años 70 del siglo XIX y posteriormente no sólo fueron olvidadas sino también maltratadas en depósitos y almacenes. El nacimiento del Musée D´Orsay en los 80 del siglo pasado fue la ocasión para restaurar y representar el debate entre lo clásico y lo moderno, entre académicos e impresionistas.

¿Qué obras destacaría de esta exposición en la Fundación Mapfre?

Esa es una pregunta muy difícil de contestar. Pero si no me queda más remedio elegiré tres: en primer lugar, la obra de Édouard Manet Le Fifre [El pífano, 1866]; en segundo, el cuadro de Gustave Caillebotte Raboteurs de parquet [Acuchilladores de parqué, 1875] y, por último, Le golfe de Marseille vu de L’Estaque [El Golfo de Marsella desde L’Estaque, 1878-1879] de Paul Cézanne. 

¿Cuál es el futuro del Musée D´Orsay? ¿Van a seguir ustedes muy ligados a la Fundación Mapfre?

Sí. Como sabe, los proyectos son una cuestión de personas y tenemos una perfecta relación con Pablo Jiménez Burillo y María López y todos los conservadores del Musée D´Orsay les quieren muchísimo. Pablo es capaz de hacer exposiciones muy difíciles, como Olvidar a Rodin, que no cualquier gran museo habría hecho. En este caso, en la muestra del Impresionismo, los textos del catálogo son muy inteligentes y la presentación muy refinada. Estamos muy orgullosos…

 

«El nacimiento del Musée D´Orsay en los 80 del siglo pasado fue la ocasión para restaurar y representar el debate entre lo clásico y lo moderno, entre académicos e impresionistas»

 

El Musée D´Orsay se encuentra inmerso en una remodelación muy importante, ¿qué esperan de ella?

El Museo tiene 25 años y a mediados de los años 80 ya se había quedado un poco pequeño y anticuado desde el punto de vista museográfico. Ahora, después de 25 años, había que hacer algo. El gran problema siempre ha sido la luz y si ustedes visitan ahora las nuevas galerías renovadas verán que no tienen nada que ver con lo que había antes. Es como el día y la noche.

¿Cuándo terminarán las obras?

Una parte de la remodelación terminará en 2011, pero la superficie del Musée D´Orsay es de 40.000 metros cuadrados y tenemos todavía para cinco años.

Madrid. Impresionismo. Un nuevo renacimiento. Fundación Mapfre [2].

Hasta el 22 de abril de 2010.