Secret Fires, su nuevo trabajo editado por Subterfuge, es un disco esperadísimo por banda, crítica y público que llega tras tres años bastante movidos: un disco y giras varias con Los Coronas, un miniálbum editado en 2012 y un EP que vio la luz hace sólo unos meses.
«Este disco es como reiniciar un poco la máquina y seguir hacia delante»
¿Querían marcar un antes y un después con Secret Fires?
Javi Vielba: Puede ser, aunque musicalmente los elementos que forman este disco siempre han estado en el grupo y no es que nos hayamos desmarcado de lo que veníamos haciendo. Sí que es cierto que ese cúmulo de cosas tan variadas que nos interesan quizás está más patente en éste que en otros discos. Los anteriores también tienen canciones variadas pero con una sonoridad más parecida que las homogenizaba un poco más. Aquí es todo más heterogéneo.
Le hemos dado a cada canción los arreglos que necesitaba, hay más variedad instrumental… y quizás por eso parece un comienzo de nueva etapa. También el hecho de tener una formación más consolidada desde hace un par de años… Creo que todo suma para que pueda dar esa sensación, pero tampoco es una cosa rupturista con la que queramos decir “hasta aquí” porque todo va conectado. Es un punto de inflexión y es muy refrescante para nosotros. Es como reiniciar un poco la máquina y seguir hacia delante con energías renovadas.
En el disco se aprecia una corriente Beatles que ya aparecía en el trabajo con Corizonas…
J.V.: Estoy de acuerdo, aunque tampoco soy el mayor fan del mundo de los Beatles. Me gustan mucho, como supongo que a mucha gente, pero ni estoy obsesionado con ellos ni intento emular nada suyo conscientemente. Lo que pasa es que si algo te gusta mucho y es bueno a veces se puede filtrar. Y mejor que se me filtre algo bueno.
¿Qué supone para Javi Vielba la figura de John Lennon?
J.V.: Tengo un poco de amor-odio hacia él. Por un lado me cae un poco gordo porque siempre me han dicho que me parezco a él y le había cogido cierta manía, aunque quizás me pasaba más cuando era más chaval. Con los años cada vez me interesa más su obra y cada vez valoro y aprecio más su legado musical. No sólo el de Lennon, también el del resto de integrantes del grupo.
Es una banda que, si bien de chavalín no hice los deberes demasiado con ellos, con los años vas buceando en los discos y sacando conclusiones. Supongo que eso al final está pululando por la mente y de forma inconsciente aparece. Tanto en el disco de Corizonas como en éste hay algún corte beatleniano, y encantados con ello. También tiene aires de otras cosas. Al final en él se funde un poco de todo lo que tiene que ver con nuestras vidas, con lo que hemos vivido, lo que nos gusta, lo que nos llega…
«El problema de España es más cultural que otra cosa»
¿Cuál es el hilo conductor del álbum?
J.V.: No es un disco conceptual. No tiene un concepto claro, pero si hay un hilo conductor puede ser cierto hastío a nivel sociocultural. Creo que el problema de España es más cultural que otra cosa. En estos tiempos de crisis que vayan las cosas como van tienen que ver con la devaluación del saber, de la cultura, del arte… Se devalúan constantemente en favor del entretenimiento, el ocio y el consumo. Me parece que, en ese sentido, España, con lo que podría ser, atraviesa un momento lamentable.
Como ciudadano estás hastiado y pasas directamente al acoso y derribo desde el sarcasmo y la ironía. También desde el humor desencantado. Hay mucho de eso en el disco. Es un poco caramelo envenenado: hay melodías que son melancólicas y a lo mejor la letra es un poco más liviana o incluso frívola. Otras letras son jodidas, directas o cabreadas y suenan muy alegres. Creo que hay ese juego de despistes en el álbum.
¿De eso va Secret Fires entonces?
J.V.: Secret Fires quiere decir que algo arde, algo quema… Incluye 12 canciones porque me pareció un número mágico: los 12 meses, las 12 horas… Hay una serie de relaciones que cualquiera puede establecer, simbolismos y metáforas, pero por otro lado no hay un concepto claro y está bastante abierto a la interpretación. Además, aunque suene a topicazo de entrevista, más que buscar respuestas, se plantean preguntas y se invita a que cada uno reflexione y piense lo que quiera.
También es bastante social. Cuando digo social me refiero a que reflexiona un poco sobre cómo está el patio y sobre cómo te afecta. Es inevitable hablar de ello porque hacemos música popular en la que al final hablas de lo que le preocupa a la gente.
¿Y lo del fuego?
J.V.: Estamos un poco cabreados y quizás el fuego nos parece un poco renovador o purificador para nosotros y para todo. Puede simbolizar esa hoguera en la que quemar nuestros malos rollos y a la vez echar unos cohetes para celebrar esas cosas que no son tan malas. En general el disco es positivo. No es fatalista. Simplemente estás más cabreado y desencantado. Además, estas canciones se han ido haciendo a lo largo de los últimos tres años, justo en los tiempos más duros que hemos vivido últimamente como país.
Secret Fires tiene una gran sensibilidad musical, pero en las letras no es tan sensible. Quizás está más insensibilizado que otros, pero bueno, tampoco es pesimista. Simplemente es un disco protestón.
«Grabar en analógico ha sido un reto, pero lo hicimos por gusto personal»
El disco está producido por Vielva y los arreglos son también de Arizona, ¿por qué han tomado esta decisión?
J.V.: Ha salido así. Realmente ha sido porque tenía mucho trabajo adelantado en casa: primero hice demos solo, luego hicimos demos todos juntos en el estudio del técnico de sonido de Arizona Baby y ya luego hemos ido a grabarlas. Estas canciones al final se han grabado tres o cuatro veces de distintas maneras… Con eso tienes todo tan claro que para qué vas a llevar un productor al estudio, ¿para que venga a cambiarte cosas que ya tienes superterminadas? El hecho de que ponga que está producido por mí es un tecnicismo.
Rubén Marrón: Es quizás la primera vez que viene escrita esta función, pero en realidad Javi siempre ha sido el productor.
J.V.: Simplemente lo he puesto más claro en los créditos.
¿Y lo de grabarlo en analógico?
J.V.: Por probar. Nunca lo habíamos hecho y teníamos curiosidad. Grabar en cinta te obliga a llevarlo todo muy preparado y una vez que está sonando guay darle a grabar y seleccionar la toma buena. Luego no puedes andar cambiando nada. En analógico es más importante la preproducción porque no hay producción realmente. A lo mejor cuando grabas en digital sí que puede haber más cabida a una posproducción como quizás retocar algo o decir ‘quizás esto se puede colocar así’.
R.M.: Ha sido un reto, pero lo hicimos por gusto personal. Nadie nos dijo “no, no hagáis eso”, aunque sí “pero, ¿para qué os liáis?”.
J.V.: El analógico no es ni mejor ni peor. Simplemente es distinto. Tiene su aire y pensamos que a nuestra música le podía sentar bien. Queríamos probar. Darnos el gusto de ver qué tal y salir de dudas porque también hay muchos mitos y al final ni tú mismo sabes muy bien las diferencias. Con tu propia música lo puedes comprobar mejor. Para mí es pronto para decir si me gusta más o menos porque todavía no lo he escuchado lo suficiente.
¿En qué punto están como banda?
R.M: Estamos en un punto buenísimo tras los cambios en la formación. Tenemos a Guille Aragón en la batería y nos compenetramos y nos llevamos muy, muy bien.
¿Para cuándo el gran salto internacional?
J.V.: Siempre hemos tenido vocación internacional, pero en realidad no depende de nosotros. Es muy difícil hacer cuadrar las cuentas. Vamos lento pero seguro y tenemos la vista en otros países. Esperamos tener la oportunidad de volver a México, a EE.UU. y a otros países europeos en 2015. Queremos, poquito a poco, llegar a más sitios.