Por ahí empezó Barceló al manifestar no sentirse “a la altura de tan alta responsabilidad de cara a escribir sobre el poeta, aunque al final se han impuesto los más de veinte años de amistad y de pasiones compartidas. La amistad siempre acaba ganando y me he puesto a ello con la mejor de las intenciones”.

Huir de la rutina

Salió al paso de estas palabras Gimferrer apuntando que, precisamente, a través de la amistad había logrado que Barceló aceptara el envite. “Yo quería que lo escribiera él porque sobre todo buscaba huir de lo rutinario”.

Se conocieron en 1992, con motivo de una exposición del pintor en la Galería Salvador Riera. Desde entonces han colaborado en diversas ocasiones, como en el libro de Barceló, en el que los textos son de Gimferrer, sobre el proceso de creación de la cúpula de la Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de las Civilizaciones de la ONU, en Ginebra.

También es conocido el retrato de Gimferrer que formará parte de la próxima exposición, a finales de este mes en Nueva York, en la Galería Acquavella.

Audacia cívica

GimferrerEl nombramiento como socio de honor a Pere Gimferrer, explican los responsables de su concesión, es por tratarse de un escritor “en quien coinciden una poderosa capacidad renovadora de la tradición literaria, patente en las dos lenguas de su escritura, el catalán y el castellano, y una insobornable audacia cívica”.

“Un escritor de amplísimo registro que demuestra, especialmente en su poesía y en sus dietarios, la autoridad de legislador moral que solo cuenta con la palabra propia para la relectura continuada de la realidad, a veces zafia, en ocasiones indignante, pero siempre redimida por el fulgor de la belleza, fruto de una voluntad estilística profundamente integradora en la que el pasado histórico y literario se revelan actuales, pertinentes, y confluyen en la misma página como espacio artístico”.

El músico Daniel Barenboim; el político Mijaíl Gorbachov y los escritores Mario Vargas Llosa y Günter Grass son personalidades que también han recibido este nombramiento.

Jorge Semprún, Francisco Ayala, Julián Marías, Fernando Lázaro Carreter, Carmen Martín Gaite, Antonio Saura, Rafael Alberti, Octavio Paz, Camilo José Cela y Miguel Delibes son algunos de los socios de honor del Círculo de Lectores ya fallecidos.

Primera y última poesía

Coincidiendo con este reconocimiento, la editorial publica Primera y última poesía, un volumen que recoge los libros más relevantes de la etapa inicial de Pere Gimferrer: Arde el mar (1966), con el que con sólo 21 años ganaba el Nacional de Poesía, La muerte en Beverly Hills (1968) y Extraña fruta y otros poemas (1969), y los dos más celebrados de la última: Rapsodia (2011) y Alma Venus (2012).

Primera yúltima poesíaEl libro homenaje a Gimferrer incluye un prólogo suyo y una carta inédita del cineasta Víctor Erice.

“Han transcurrido casi 50 años de distancia entre el primer y el último verso. Pero en el fondo tengo el mismo concepto de la poesía… y de casi todas las cosas. Quizás mayor dominio del endecasílabo y poco más”, comentó el autor.

El escritor, de quien Octavio Paz dijo que, aun siendo un poeta de gran madurez expresiva, nunca dejaría de ser un poeta joven, señala: “Como solía recordarme el propio Paz, el poeta y el poema se cumplen uno a expensas del otro, y siempre en el lenguaje, puesto en libertad combinatoria, nos lleva a parajes inesperados, donde nos encontraremos a nosotros mismos”.

Escritura y arte

Pero volvamos a las palabras de Barceló y Gimferrer en una conversación distendida que, inevitablemente, derivó a los ámbitos de la escritura y el arte. Tras señalar que en Gimferrer todo es poesía, Barceló afirmó: “Coincidimos en gustos. Nos gustan los mismos escritores y los mismos pintores. En parte como consecuencia de este hecho, nuestras obras, la mía y la suya, comparten el afán del ser humano por sobrevivir algo que Gimferrer ha resumido en aquel verso extraordinario que apunta que la verdad del hombre está en el arte del hombre”.

“Tenemos desde siempre pasiones comunes y una de ellas es la poesía”, añadió el pintor. “A la que le ocurre -comentó Gimferrer- algo que en otro tiempo le pasaba a la pintura. Que tiene un público muy pequeño, pero si es grande el tiempo trabaja a su favor. No hay que olvidar que Rimbaud en vida solo tuvo 11 lectores. Como decía Baudelaire a sus editores, la poesía es una inversión a largo plazo”.

Autor de varios retratos del poeta, el pintor mallorquín se refirió a la dificultad de retratarle: “Resulta muy complicado, porque es muy difícil que se calle. Intenta distraerte. Pintarle es como jugar al ping-pong y hablar por teléfono al mismo tiempo”.

Un poeta joven

Preguntado por el idioma en el que se siente más cómodo, Gimferrer confesó que es un «momento raro» para hacerle esa pregunta: «Acabo de concluir un extenso libro en catalán que saldrá en enero y estoy trabajando en otros dos volúmenes, uno en español y otro en italiano. Leo en varios idiomas y eso al final hace que escribas en varios idiomas. Cada lengua tiene su propia dinámica y, al menos en mi caso, su momento», afirmó.

El escritor, de quien Octavio Paz dijo que, aun siendo un poeta de gran madurez expresiva, nunca dejaría de ser un poeta joven, apostilló: «¿Soy el poeta que quise ser? Quise, en todo caso, escribir poemas. ¿Los escribí? Eso lo dicen el habla misma y los poemas mismos; como solía recordarme Octavio Paz, el poeta y el poema se cumplen uno a expensas del otro, y siempre en el lenguaje, puesto en libertad combinatoria, nos lleva a parajes inesperados, donde nos encontraremos a nosotros mismos».

Poeta de sensaciones

Definiéndose a sí mismo como un “poeta de sensaciones”, Pere Gimferrer i Torrens nació en Barcelona, en 1945, y se inició muy pronto en la poesía, con el éxito de Arde el mar, que representó un cambio espectacular en la lírica española y supuso el bautizo de toda una generación, los «Novísimos», que rompía con la poesía social de posguerra.

A partir de 1970 escribe en catalán una serie de obras recogidas en la antología Mirall, espai, aparicions en 1981. Antólogo y traductor del catalán al español, destaca también como prosista con obras como Dietari (1979-1980), Segon dietari (1980-1982) y la novela Fortuny (1983).

Su obra se ha acercado al estudio de la literatura, como en Lecturas de Octavio Paz (1980); las artes plásticas, como en Antoni Tàpies i l’esperit català (1974) y el cine, como en Cine y literatura (1985).

Referencias clave

Gimferrer es miembro de la Real Academia Española desde 1985 y ha obtenido diversos galardones, entre los que destacan el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1998, el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2000, el Premio Internacional de Poesía y Ensayo Octavio Paz 2006, o el Premio Nacional de Poesía en dos ocasiones, 1966 y 1989.

Las referencias literarias y artísticas son claves en la poesía de Gimferrer. En la conversación con Barceló surgieron los nombres de Góngora, Shakespeare y Goethe; de T.S. Eliot, Wallace Stevens y Ezra Pound; de Baudelaire, Rimbaud y Cavafis, Blas de Otero y David Benedicte.

“Lo importante de mis poemas es que puedan ser entendidos aunque no se conozcan las referencias que incluyo, igual que yo disfruto un poema de Góngora o Dante lleno de referencias que yo no poseo, no por eso el poema deja de imponerse”.

Palabra de Miquel Barceló

Miquel BarcelóLa conocida modestia de Miquel Barceló (Felanitx, 1957) se hizo patente a lo largo del acto. Una y otra vez eludió hablar de sí mismo e insistió en que el protagonista era Gimferrer, pero también es conocida su amabilidad y, requerido, no rehuyó responder a algunas cuestiones.

Entrecomillamos las fundamentales:

 

Poesía:

“Siempre he tenido una gran relación con la poesía y con los poetas. Mis mejores amigos en Mallorca lo eran. Gimferrer y yo nos conocimos en 1990. Yo ya conocía su obra. Había leído sus poemas en castellano y, posteriormente, su obra en catalán. Desde el primer momento lo he considerado uno de nuestros grandes escritores y su obra me ha acompañado siempre”.

“En 1975, acompañando a un grupo ecologista y para evitar que se urbanizara, ocupamos una pequeña isla en la costa de Mallorca. Cuando el grupo se fue, yo me quedé solo en aquel trozo de tierra con dos libros de poesía, uno de Rimbaud y otro de Kavafis. Con esos libros me pasé los días… Cuento esto para dar testimonio de que la poesía siempre me ha acompañado. También por eso soy tan amigo de Gimferrer, porque en él todo es poesía. Aunque hable de cine o de pintura, habla poéticamente; de poesía”.

Pintura:

“La pintura es mi forma de estar en el mundo. Siento que todo me relaciona con la pintura. Cuando escribo, inevitablemente hago otra forma de pintura. No puedo evitar, ni quiero, que esa sea mi forma de estar y sentirme en el mundo”.

Música:

“Me gusta mucho la música, pero aunque haya música, busco el silencio. El silencio tiene su música. Intento acercarme al silencio todo lo que puedo”.

Lengua:

«La lengua, las lenguas son una riqueza. Estoy de acuerdo con aquello que dice Gimferrer: Si todo el mundo fuera plurilingüe seguramente no existirían los conflictos que ahora hay. Hablo en mallorquín, en catalán, en castellano. No tengo problemas al hacerlo en una u otra lengua».

Cultura:

“En los momentos más difíciles y más jodidos es cuando más necesarios se hacen el arte y la cultura. Son fundamentales para salvarse del naufragio; para sobrevivir”.

“Hay tiempos y lugares en los a que se han fabricado tintas con los sistemas más primarios para poder escribir y expresarse. Es el afán del ser humano para comunicar. En ese sentido, la poesía y la pintura son formatos muy primarios”.

Amistad:

“Edison Simons era un poeta panameño que vivió borracho y murió en París. Era vecino mío y tras su muerte y por unas circunstancias estrambóticas sus cenizas llegaron a mis manos. Conseguí que se publicaran sus obras completas y me fui adentrando en ellas. Comencé a recorrer los bares, por ejemplo el Kansas de Barcelona, en los que él se emborrachó a lo largo de su vida, que fueron muchos y en distintos continentes. Vamos a ellos en compañía de algunos amigos, dejamos unas pocas cenizas y una placa y nos tomamos unas copas. Cultivamos de esta forma la amistad que considero algo esencial en mi vida”.