Ese viaje recala ahora en la exposición Bosques, que se expone en la sede madrileña de la Galería Marlborough hasta el 2 de junio, en la que partiendo de sus largos paseos por la montaña próxima a su estudio en la Sierra de Madrid refleja, sirviéndose de obras de fuerte colorido, «asuntos relacionados con el tópico de la soledad, la desconfianza y el miedo, pero también la pérdida de la inocencia, el viaje hacia los instintos más reprimidos y por tanto la crueldad, la vigilancia y el exhibicionismo. El lado más brutal del ser humano».
Porque la crítica social es otro de los temas que, como persona y como artista, Lacalle no rehúye. «Es obvio que cuando pintas expresas opiniones», concluye quien utiliza la ironía e, incluso, el humor como vehículos artísticos. Quien, antes de adentrarse en el bosque de sus próximas creaciones, se confiesa más permeable que nunca a todo lo que le rodea y, dentro del complejo momento actual, se congratula de que el ámbito artístico esté más vivo que nunca.
Brillante carrera Lacalle [1] comienza su trayectoria a finales de los 80 y, tras conseguir una beca en la Casa de Velázquez en 1995, inicia una carrera brillante, participando en numerosas exposiciones individuales y colectivas en galerías de todo el mundo, destacando particularmente la intervención en el Espacio 1 (primavera de 2005) del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía titulada Un lugar donde nunca sucede nada. Su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas, entre las que cabe destacar el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla), Fundación Coca-Cola (Madrid), Museo de Bellas Artes de Asturias (Oviedo), Museo Municipal de Madrid (Madrid), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid) o la Fundació La Caixa (Barcelona). |
Madrid. Bosques. Galería Marlborough [2].
Hasta el 2 de junio de 2012.