A lo largo de una trayectoria que lo ha llevado a exponer en todo el mundo, Zobernig ha creado un corpus considerable de obras pictóricas, escultóricas, vídeos, instalaciones, intervenciones arquitectónicas y performances. Su obra aborda de forma crítica diversos movimientos del arte moderno, así como la arquitectura, el diseño y el teatro. Según su comisario, Jürgen Bock, «Zobernig se apropia de las historias del arte para cuestionar sus relatos y posiciones ideológicas subyacentes, subvirtiéndolas y reinterpretándolas con una economía de materiales, medios y metodologías que resulta lúdica, mordaz, inquietante y cautivadora».
Para Zobernig, el proceso expositivo y sus contextos constituyen el núcleo de la exposición. El suelo situado bajo la escultura es tan interesante para el artista como la escultura en sí, y una pintura colgada en la pared interesa tanto como una pequeña intervención arquitectónica en el espacio expositivo. En su obra, los componentes de la muestra se presentan a menudo como objetos de arte autónomos, piezas de ‘arte por el arte’, que poseen una aparente independencia con respecto a su propio montaje: «Mi arte no es realmente sobre lo que yo diga, sino sobre lo que estos objetos de arte expuestos hablen a la gente que se va a enfrentar a ellos».
Madrid. Heimo Zobernig. Palacio de Velázquez [1].
Hasta el 15 de abril de 2013.