Acaba de grabar con la BBC en directo en el Barbican Center, le esperan la Chicago Symphony Orchestra, la Boston Symphony Orchestra, la London Philharmonic, la Vienna Philharmonic, la Royal Scottish National Orchestra… Está programando ya conciertos para la temporada 2016/217 y tiene la agenda de grabaciones cerrada hasta 2019/2020.
El pianista acaba de sacar un disco con Harmonia Mundi dedicado a Felix Mendelssohn en el que hace un recorrido por su obra y sus aristas y en el que demuestra que el virtuosismo liga perfectamente con la calidez, la delicadeza y los mundos más interiores. En Madrid casi de casualidad, el músico ha hablado sobre las obras que componen este álbum, la figura de Mendelssohn y el buen momento en que se encuentra.
¿De quién parte la idea de este disco?
Se trata de un disco consensuado entre Luis Gago, gran musicólogo español, y un servidor. Nos une una relación de amistad desde hace muchos años y la verdad es que me encanta rodearme de gente que conoce mucho la música y que la trabaja desde otro ámbito. Estuvimos todo el verano del año pasado mandándonos correos electrónicos e hicimos una selección de las Romanzas que nos parecieron más interesantes. Tampoco podía faltar en el disco una obra fundamental de Mendelssohn como las Variaciones Serias, que es su obra más grande, más explosiva; ni el Rondó Caprichoso, de gran virtuosismo; ni el Preludio y Fuga, que es imponente y de una complejidad mecánica e intelectual que nos parecía que tenía que estar junto a esas obras un poco más amables como son las Romanzas.
¿Cómo describiría a Mendelssohn?
Mendelssohn es uno de esos compositores fronterizos, que se sitúa en medio de muchísimas tendencias o cuyos compañeros de generación fueron compositores de extraordinaria potencia y prestigio. Precisamente por eso tiene una cantidad de influencias increíbles, además de una gran cantidad de guiños a otros compositores valiosísimos.
A mí me parece que las Variaciones Serias, su gran obra, suena principalmente a él mismo, pero también hay algo de César Frack en una de sus variaciones e, incluso, en ellas puedes encontrar a Beethoven, a Brahms, y un homenaje a Bach que es constante y permanente en su obra.
Esta grabación es un poco caleidoscópica y recoge en cierto modo todos los puntos de vista que puedes encontrar en Mendelssohn: el más virtuoso, la experiencia mecánica más salvaje que puedes encontrar en el Rondó Caprichoso, ese Mendelsshon que mira descaradamente a Bach en el Preludio y Fuga, y luego ese otro más amable de las Romanzas sin Palabras.
“Con las Romanzas uno siempre tiene el riesgo de pasarse de azúcar”
A la hora de tocar todas estas obras, ¿cómo se presentaba al piano?
Fueron compuestas un poco para salón, pero estéticamente es una música de muchísimo potencial y gran dramatismo muchas de ellas. De hecho, algunas son intensas, escarpadas, tienen varias aristas, y otras son esa música de salón amable, melódica, maravillosa, en la que uno siempre tiene un riesgo en cuanto pone la mano en el piano, que es pasarse de azúcar.
Sin duda, caer en eso es fácil…
En cuanto te pasas con el azúcar, en el cuarto compás notas que ya no fluye, que es demasiado almibarado… Hay que mantener un momento de equilibrio. No he dicho de objetividad, he dicho de equilibrio, esencial para intentar preservar en la música lo auténtico de ella misma y no intervenir en exceso y así no pervertirla.
¿Lo del azúcar pasa mucho entonces?
Y casi con todo. Pasa con el impresionismo, con Chopin… Te pasas un poco con el azúcar y ya no funciona. En el impresionismo, por ejemplo, también hay un punto de brillantez y de fantasía. Eso de catalogar cada música con un adjetivo es privarla de todo lo demás que tiene.
En Mendelssohn hay mucho de todo: de música de salón, de exquisitez, de mano izquierda, de bajo, de potencia, de interés, de línea… Por ejemplo, Los Gondoleros venecianos es una declaración de amor de dos personas y se nos olvida que la mano izquierda también está cantando.
«El homenaje a Bach de Mendelsshon es clarísimo»
¿Cree que Bach es referencia indiscutible?
En este caso es muy evidente porque, además, Mendelssohn en uno de los responsables del rescate de Bach en su época. Fue esencial para que volviera a la escena. Otro continuador es Chopin, aunque haga menos homenajes. En algunas obras de Chopin podemos encontrar pasajes fugatos que huelen claramente a que él trabajaba casi a diario El Clave bien temperado. En el caso de Mendelssohn creo que el homenaje está más claro que el agua. Ha sido una constante. Bach ha sido uno de los padres indiscutibles de la historia de la música.
Imagino que también lo tiene como compositor de cabecera…
He tocado casi todos los preludios y fugas del primer cuaderno y parte del segundo. En concierto, muy poco. Hace ya bastantes años que no toco a Bach. No me preguntes por qué. Cuando era estudiante recuerdo a mis profesores ‘brearme’ con Bach. En noveno o décimo recuerdo que me pusieron 4 o 5 preludios y fugas para todas las mañanas, para empezar a desengrasar. Viene muy bien porque es el orden, el equilibrio, también la improvisación, la grandeza, el contrapunto, la armonía… En él está todo.
Quizás las Romanzas no son tan virtuosísticas como otras obras, ¿cree que a lo mejor se han caído un poco de las grabaciones por eso?
Es posible. La grabación legendaria es la de Daniel Baremboin, luego hay también otras interesantes… Nuestra idea no era hacer un disco de Romanzas, sino hacer un disco de Mendelssohn que recogiera todas sus grandes obras y, por supuesto, también incluir ciclos de Romazas sin palabras, que son el gran ‘corpus’ compositivo de Mendelssohn.
¿Y por qué cree que se programan poco?
Las modas del repertorio es una cosa que ni siquiera yo puedo entender o comprender. Hay obras que en los años 80, por ejemplo, estaban muy programadas y que ahora es difícil verlas. Unas empiezan a ponerse de moda, otras caen un poco en el olvido y no se sabe por qué. En el caso de las Romanzas sin palabras creo que muchos pianistas han podido pensar que no merecían estar en los programas con gran exigencia mecánica o técnica y, es curioso, porque creo que podrían funcionar perfectamente en un programa de esos para que se vean todos los contrastes.
Por ejemplo, en el ciclo Scherzo, en el que tocaré en el próximo diciembre, hago cuatro Romanzas sin palabras, pero también las Variaciones Serias y el Preludio y Fuga. Así se ve todo Mendelssohn. Además tocaré tres sonatas de Beethoven grandes que lo acompañan para que pueda verse el Mendelssohn de las Variaciones con el Beethoven de las Variaciones y a la vez el Mendelssohn que mira a Bach con el Beethoven también más contrapuntístico o más bachiano con la Opus 110.
Estos programas que intentan enseñar un poco los paralelismos y las paradojas de los compositores siempre me han interesado. El motivo por el que las Romanzas u otras obras de Mendelsohn se programen poco, la verdad, lo desconozco.
«La idea de grabar Mendelssohn no fue para ser el más original de la clase»
También los intérpretes marcan mucho las tendencias con las grabaciones…
Puede ser. Se puede marcar algo de tendencia. La idea de grabar Mendelssohn no fue para ser el más original de la clase ni por descubrir a un compositor más que descubierto ni por defender una música que se defiende sola. Si analizas mi trayectoria en Harmonia Mundi te das cuenta que cada disco tiene un color, una entidad muy especial… Me parecía que mi relación con Mendelssohn venía de lejos, de cuando era estudiante, y me apetecía mucho grabar a un compositor que no estaba muy grabado. Puede haber sido un acierto haber sacado un disco de un compositor que tampoco está muy tocado.
Acaba de llegar de tocar y grabar con la BBC, se va a Atlanta… Es bastante difícil verle por España…
Cada vez más. Y lo que viene es mucho peor. No es que se haya producido una especie de eclosión, pero sí ha empezado todo a desencadenarse en los últimos siete u ocho meses. En el futuro me espera la Chicago Symphony, San Francisco… Debuto con la Boston, luego Filarmónica de Viena y London Philharmonic, y acabo de debutar con la Orquesta de París. Después de esta gira con la BBC Symphony y de un proyecto de grabación con ellos ya tengo fechas para volver a Londres, también a Birmingham este año… Y tocaré también con la BBC Manchester y con la Scottish.
Desde luego no se puede quejar…
No sólo es que no me pueda quejar, sino que se ha producido una apertura al mercado internacional por el que, desafortunadamente, cada vez me quedan menos semanas para tocar en España. Pero bueno, también es lo que pretendía desde el principio, salir. Casi toda mi agenda para la temporada 2015/16 está fuera de España, donde estaré cuatro semanas nada más. Tengo que dejar los siguientes compromisos para la 16/17. No tengo más espacio para la 15/16 y el que hay es para mí, para estudiar y para seguir con los proyectos de Harmonia Mundi porque el disco de Grieg sale en mayo del año que viene.
En él, que está grabado ya, están las Piezas Líricas y el Concierto en directo con la BBC. Luego sale en noviembre o diciembre de 2015 un proyecto con el Cuarteto Quiroga y luego un proyecto con Estrella Morente muy curioso. Después un disco de Schubert, otro de Ravel… Estamos hasta 2019/20 con todo marcado, algo que me ayuda mucho para poder organizarme.
¿Cómo se vive con unos tiempos tan cerrados?
Para mí es mucho más fácil. Te organizas mucho mejor. Sabes lo que puedes ofrecer y lo que no; las excepciones que puedes hacer y las que no. Es mucho más cómodo. Me organizo mucho mejor así, sabiendo lo que tengo que hacer de aquí a tres o cuatro años.
¿Las programaciones también están cerradas?
En muchos casos sí. Por ejemplo, para mayo del 17 ya tengo fecha con un repertorio cerrado y otros proyectos que van para la temporada 17/18 que más o menos ya sé lo que tengo que hacer aunque no esté la fecha cerrada. Fuera de España se trabaja mucho así.
¿Se trabaja mejor?
No lo sé. Se trabaja con mucha antelación, desde luego.
«No me paro a mirar cómo está el ranking y dónde me encuentro yo»
Eso es que quieren tenerle como sea…
Qué va… Lo único que sé es que me dedico a estudiar mucho.
¿Cuántas horas? A veces parece que los que están en la élite ya tienen todo hecho…
Qué va, al contrario, porque tienes tal cantidad de repertorio… Un ejemplo, esta semana pasada he tocado casi seis conciertos en seis días. Dos concierto en Copenhague con el Tercero de Beethoven; de ahí tuve que coger un vuelo a las seis de la mañana para llegar a tiempo a un concierto en Alicante y hacer Ravel con la BBC; el siguiente fue Grieg en San Sebastián, luego otra vez Grieg, Ravel, Londres, día en medio, grabación en directo en el Barbican además… Han sido siete conciertos en 10 días cambiando tres veces de repertorio y viajando. Todo es concierto, ensayo, descanso, viaje, ensayo, concierto, descanso, viaje…
¿Y los días que no está de concierto?
Igual. Hay días que toco 10 horas, otros días tres, otros cinco… Hay días que estás mucho con el papel, con la partitura, otros que te interesa mucho leer sobre el contexto histórico o todo lo que hay alrededor de esa obra y a veces hasta te interesa algo completamente distinto a lo que estás preparando.
Estudiar mucho es fundamental porque manejas mucho repertorio y tienes que dedicarle mucho tiempo. No conozco otra receta. Esto de los pianistas pop… Yo sólo conozco a pianistas que se pasan muchas horas estudiando en su casa.
¿Cree que la gente es consciente de cuánto trabajo hay detrás?
Tampoco hay que ponerse dramático con esto porque un drama, y no es por ser demagógico, es trabajar de ocho a tres por 800 euros. Eso es un drama. Pero en mi caso particular, además de desarrollar mi vocación no me pagan nada mal… Por supuesto que hay un componente de sacrificio, pero vamos a poner una línea que relativice todo en esta vida para que yo siga pensando que soy un privilegiado en muchos aspectos.
Y más allá de sus compromisos y gira, ¿cómo se siente como intérprete? ¿Dónde se ve dentro del panorama?
Escucho a muchísimos pianistas, pero tampoco me paro a mirar cómo está el ranking y dónde me encuentro yo. Hace un año no podía ni imaginar que en dos o tres meses me iban a invitar a Chicago, Boston, London Philharmonic, Viena… Ahora lo que viene es una época de exposición internacional con las mejores orquestas del mundo. Son las top y tengo que organizarme muy bien. Voy a debutar en el Carnegie Hall con Heras Casado en febrero de 2016. Estamos los dos muy contentos. Él ha dirigido allí ya, yo he tocado también, pero juntos es otra cosa. Él quería que fuese yo e insistió e insistió…
“Lo importante no es tocar con una orquesta, sino que te vuelvan a invitar”
Es consciente entonces de que se ha producido un salto…
Sí, en estos meses se ha producido un salto. El otro día en Londres me vino a visitar la editora del Internacional Piano Magazine y me dijo: “Maestro, en febrero de 2016 le vamos a sacar en la portada”. Sí que estoy viviendo un desarrollo: a nivel discográfico, por ejemplo, ya que la relación con la compañía cada vez es más estrecha y confían plenamente en lo que les propongo.
No sé cuál ha sido el punto de inflexión, pero es que creo que no lo ha habido, creo que ha sido ascendente todo el rato. Poco a poco. Vas conociendo diferentes promotores, van confiando en ti y como yo digo, lo importante no es tocar con una orquesta, sino que te vuelvan a invitar. Son cosas que se están produciendo, así que estamos todos muy contentos, la verdad. Ahora mismo estoy trabajando como nunca.
¿Cómo ve el panorama musical general español usted que pasa tanto tiempo fuera?
A mí no me ha afectado, pero es cierto que la crisis ha pegado muy fuerte. Se ve en el público. Ciclos de abono importantes de Madrid se han resentido profundamente. Concierto que antes estaban llenos ahora cuesta mucho más trabajo llenarlos.
Desde luego, hay un factor, el iva cultural, que ha destrozado la industria, diga el ministro lo que diga. No sólo al público, sino a los promotores, ya que muchos de ellos se han tenido que comer ese aumento por no subir los precios y eso les ha causado un importante déficit.
La no salida de la línea de mecenazgo es otro palo a la columna vertebral del sistema y no me refiero sólo a la música, sino también a la pintura, a la literatura y a la cultura en general. Ves que un país como España persiste en dos medidas que son absolutamente anticulturales y no puedes esperar nada más y nada menos que muchos ciclos se resientan, que tengan que reducir sus presupuestos al mínimo, y en general, que el tejido se empobrezca.
Además, ante el empobrecimiento del tejido pueden pasar dos cosas: una, que haya una selección natural, y otra, que brille la mediocridad, y eso, juzgar lo que está pasando en nuestro país, está a juicio del oyente o del lector,
“A la música clásica no hace falta ponerle ni chanclas ni tacones de aguja”
¿Y qué opina de las diferentes “medidas”, más originales o menos originales, que se están tomando para acercar la música clásica?
A mí me parece todo estupendo mientras el concierto sea de altísimo nivel. Los inventos me parecen todos maravillosos, pero tengo que ir al concierto y lo que tengo que recibir es de máximo nivel. Entonces ya te puedes tomar un vermut, una caña o lo que sea. Ya hay iniciativas que se están poniendo en marcha y cada vez hay más opciones. Todas me parecen estupendas, pero a la música clásica no hace falta ponerle ni chanclas ni tacones de aguja. Su contenido es tan maravilloso que se defiende por sí mismo. hay que acercarla de una manera natural.
También es cierto, no nos engañemos, que la música no forma parte de nuestro formación de base. En ella no existe un interés real ni por parte de la familia media española ni por parte del sistema educativo. Ni a la música, ni a la poesía, ni a la pintura… En Berlín dices que eres músico y te dicen ¡qué maravilla!, aquí te preguntan qué otra cosa haces para ganarte la vida. Esto ha pasado y sigue pasando.
No es una queja de nuestro país, sino que es simplemente decir que culturalmente nos quedan pasos por andar porque no tenemos una tradición tan larga. La música clásica, culta como decía Bernstein, tiene una serie de condicionantes, de invitaciones a la concentración, al silencio, que en la sociedad pop en la que vivimos es muy difícil acceder.
Que hay que romper muchas barreras que se han establecido, sin duda. Que se podría aplaudir entre movimientos, yo soy partidario, y de hecho, ya se hacía en la época. Sin embargo, otra cosa es hacerse el guay y el listo y ponerle las chanclas. Estamos en el tacón de aguja, que tampoco me parece bien, pero del tacón a la chanclas creo que se le puede poner un zapato normal y corriente.