Ahora, tras un descanso en su carrera, el catalán “no está para hostias “ y así lo dice en uno de los temas de su último trabajo, Oh, rompehielos, que acaba de publicar con BCore [1], su discográfica de siempre. Con su voz y su guitarra quizás el mensaje no suene tan directo, tan apabullante, pero lo que está claro es que ya no es el mismo que antes de la “gran nevada” -un aluvión de diversos problemas personales- y que como el Yeti, tras el duro, frío y solitario invierno, asoma victorioso y con la lección aprendida.
El parón… Más que una crisis personal vivió un desencanto de la profesión “en la que a veces te encuentras vampiros, culebras, orcos, trasgos y de todo”, describe él mismo. Comenzó a trabajar con una agencia y le dejaron a deber un montón de dinero. Tenía que pagar a los músicos, así que decidió trabajar más, hacer más acústicos, pedir un avance a la SGAE, hacer lo que sea… “Estuve año y medio, casi dos, poniendo en orden todo y acabé muy cansado. De ahí que no tuviera ganas de hacer más conciertos o que me plantease continuar”, relata. De ese periodo de reclusión nacerían precisamente las canciones de su nuevo álbum.
Oh, rompehielos es… Un disco más tranquilo lleno de medios tiempos. Los anteriores eran “como más ruidosos, más contundentes, más explosivos y bestias y en ellos era todo más reventado, más rockero”. En éste, sin embargo, estar en casa le ayudó a que saliera más reposado.
Leit Motiv… El disco parte de querer salir adelante y superar las cosas. “Ese es el hilo conductor de mis canciones. De ahí todas esas imágenes del yeti y del rompehielos. Era invierno y se me venían a la cabeza todas esas imágenes. También hay cierto aire de libro de aventuras, de héroe que está en medio de la nieve y quiere salir e irse a la playa”.
El single… Se llama Reina del Amazonas y es una de las canciones más pegadizas y bailables del álbum. Ha salido a la luz con un videoclip de Lyona [2], con quien Rodríguez dice que ha sido una suerte trabajar: “Se toma su trabajo de una forma artesanal y hace que cada vídeo sea increíble aún con un presupuesto muy limitado”. La elección del tema como single fue de la discográfica al pensar que era más hit o más positivo.
Otras canciones… Él escogería otros temas “menos comerciales” porque le atraen otras cosas. Al margen, por ejemplo, que “no es un tema que a todo el mundo pudiera gustarle y que tiene otra atmósfera”.
“Al final yo escucho música de otras épocas, y todos las canciones pop hablan de los mismos temas. Lo único que puedo ofrecer es una forma de contar esas cosas mucho más personal y sin estar tan manipulada”, añade.
«No tengo el perfil de estrella del rock»
Cuando compone… Improvisa. Parte de cero. Se pone a jugar con la guitarra, con un micrófono y entonces “salen primero unas guitarritas, luego unos bajos, luego unas baterías…”. Las voces las deja para el final. Trabaja mucho con el subconsciente y siempre tiene cerca sus “libretitas” llenas de notas.
Cuando sube a un escenario… Es menos tímido porque después de tantos años ha encontrado la fórmula para no ponerse tan nervioso y que básicamente consiste en no pensar demasiado. “Tampoco tengo el perfil de estrella del rock. Intento que sea divertido para mí y para la gente”, afirma. Eso sí, cuando baja, como es tan tímido, necesita unos tres cuartos de hora para recuperarse del esfuerzo.
¿Ramón Rodríguez o New Raemon? El músico que compone es más Ramón Rodríguez y el que toca en directo, más New Raemon. “Lo primero es como más bestia, algo más obsesivo. Te metes ahí, en ese mundo, a partir de la nada en el que van pasando cosas… Para mí es lo más divertido”, afirma. “Luego, en el concierto, intento hacer la mejor interpretación posible y disfrutar tocándola, pero es distinto. Sí que soy yo, pero no soy Ramón del todo, más bien soy yo en una versión de dibujos animados. Es decir, tiene cosas de mí … pero no completamente”.
Sobre la escena indie… No le interesa demasiado lo que hagan los demás, sin despreciarlo. Le gustan Abraham Boba, León Benavente, Manos de Topo, Los Punsetes… “Hay un montón de gente que me parece que hace cosas muy guays, tengo sus discos y los escucho, pero no los englobo en una sola movida porque hay gente que es de mi generación, gente que es más joven, gente que viene de otro sitio… Sí que es cierto que dentro de todo esto del indie hay otros grupos que son más un prototipo que se suben a un carro. Eso a mí no me interesa”.
«Escucho sólo cuatro discos al mes»
Entre sus nuevos proyectos… Está sacar un disco con Ricardo Lezón, de McEnroe, que se grabaría el próximo invierno y que saldría en 2016.
Y un nuevo cómic… Tras publicar Ausentes con Astiberri, una novela gráfica en la que contaba la historia de cuando era pequeño y tenía epilepsia, acaba de terminar un nuevo proyecto no autobiográfico junto al ilustrador José Ramón Grela (Pinker). “Es una especie de homenaje a las pelis de justicieros de los años 70 y 80, por un lado, y a las películas de John Hughes de los 80 y de Kevin Smith (Persiguiendo a Amy, cómic, cultura trash…), por otro. Es la historia de un chaval que trabaja en una tienda de cómics y que tiene un grupo de punk, al que deja la novia y le pasan una serie de cosas durante un viaje. Al final ahí se cierra un círculo”, relata.
En su mesilla… Tiene discos de artistas recurrentes, ya que cada dos años hace un revival de los Clash o de los Doors, por ejemplo. “Cosas que siempre he escuchado y que todavía me gustan. Intento coger un par de discos y escucharlos un par de semanas. No escucho más de cuatro al mes”.
¿Spotify o disco físico? “No hago eso de picotear por Spotify. Me gusta escuchar el disco entero. Para mí no es suficiente un disco con una escucha, por ejemplo, creo que necesitas varias porque al principio te entran unos detalles, y una vez los asimilas, conectas con otros”.
Un deseo… Le encantaría que, igual que hay gente que se emociona con los discos de Nick Drake, el día que él no esté aquí se emocionen de la misma forma con sus discos: “Poder estar vivo durante tres minutos en la vida de una persona. Eso no tiene precio. Es una de las cosas increíbles que tiene la música”.