¿Por qué se ha decidido a dirigir este texto?
Leí la obra cuando tenía alrededor de trece años y me impactó. Cuando uno va a montar un espectáculo piensa en textos que le han causado una gran impresión, y éste fue uno de ellos. Considero que Sastre, junto con Lorca y Valle-Inclán, son los grandes autores de este país. Me hace gracia que sobre él siempre planea la sombra de autor maldito. Además sabía que se estrenaría en el María Guerrero, que fue donde hace 63 años se representó por primera vez.
¿Qué significa para usted volver a estrenar en el mismo teatro?
Algo muy especial. En el estreno nos acompañó la familia de Alfonso Sastre. Él está muy mayor y se encuentra impedido, así que no pudo venir, pero vive cerca de San Sebastián, en Hondarribia, que es una de las plazas de la gira, así que podrá verla. Para nosotros ha sido devolverle una obra que le quitó la censura. Hemos tenido que superar esa emoción para contar la historia al público de hoy. El texto ha resistido muy bien el paso del tiempo, sólo he necesitado hacer una dramaturgia que ha consistido fundamentalmente en actualizar el lenguaje para que saliera a la superficie el tema de la obra… El vértigo existencial, las preguntas del ser humano: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos? o ¿qué es la muerte y cómo enfrentarse a ella?
¿Qué cuenta Escuadra hacia la muerte?
Son cinco soldados y un cabo que están en un pelotón de castigo. Todos tienen un pasado turbio y a causa de sus delitos están encerrados en un búnker. Durante la función, el público va a conocer qué es lo que hicieron para merecer ese castigo. Aislados del mundo, ese lugar se convierte en una especie de olla a presión en la que sale lo mejor y lo peor del ser humano. Los personajes van muriendo por razones que no voy a adelantar. Solo se salva uno, el más joven, el hombre nuevo que fundará un mundo nuevo. Esto me recuerda a una cita de Brecht que decía: «La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no ha acabado de nacer». Frente a la miseria moral, la incertidumbre y el miedo a lo desconocido que nos domina se vislumbra un nuevo renacimiento.
¿Por qué ha introducido poemas de Bretch?
Sastre es uno de los grandes sabedores de Brecht. De hecho es uno de los responsables de que se conociera en España y quería hacer un guiño a ello. Los textos de Brecht hablan de la condición humana, la destrucción, la esperanza… Hemos querido introducirlas entre los cuadros en los que se divide la obra y que estuvieran expresadas por los actores, no por los personajes, mientras suena música en directo, que es un gran valor añadido.
«Mi lectura convierte la obra en una escuadra hacia la vida»
Ha querido resaltar la confrontación de dos fuerzas, una más oscura y violenta, y la otra que está representada por el personaje más joven, que es luminosa. ¿Por qué?
La obra está revisitada desde el punto de vista del personaje más joven. El pobre chico comienza la obra enfermo porque tiene una especie de alergia a este mundo, y vamos viendo cómo van muriendo todos los personajes excepto él, que sale y culmina su libertad. Es el primer paso para un hombre nuevo. Una tragedia existencialista pero planteada desde una visión positivista, un rayo de esperanza. Mi lectura convierte la obra en una escuadra hacia la vida. He tratado de construir un espectáculo luminoso y poético.
¿Por qué ha situado la trama en un búnker?
En el texto, la localización donde transcurría la historia era una cabaña en medio del bosque, pero no me parecía que en este momento fuera algo angustioso y necesitaba enterrar en vida a estos seres humanos. El búnker es cerrado y vemos a los personajes desde una cuarta pared. Huyen de algo que no sabemos qué es. El espacio es una olla a presión en la que los personajes explotan, pero también es un Arca de Noé donde se recluye a un representante de cada tipología humana y el que se salva es el que llegará a fundar un mundo nuevo.
¿Por qué recomienda ver esta obra?
Restituye la honorabilidad de un texto maravilloso del siglo XX que la censura desplazó. Está creado para la nueva generación, ellos van a entender el mensaje. Esa dicotomía entre lo nuevo y lo viejo está presente, y está representado con un lenguaje escénico totalmente contemporáneo, con música en directo y un despliegue escenográfico que no solo llegará a la gente joven sino a todos los que no pertenecen a esa forma vieja de pensar. Además, los actores Jan Cornet, Iván Hermes, Carlos Martos, Agus Ruiz, Unax Ugalde y Julián Villagrán están espléndidos, cada uno representa un pedacito del ser humano. Todos ellos tienen diferentes procedencias y estilos interpretativos muy distintos, una diversidad que crea un trabajo mayúsculo. A fin de cuentas lo que se ve es un montaje de actores.