Tras 10 años luchando en la Guerra de Troya y otros 10 en su viaje de regreso a Ítaca, Ulises vuelve a su hogar y descubre que aquel lugar que dejó no es el mismo. Tampoco lo es su gente. O quizá es él quien ha cambiado. Lo vivido en el viaje ha sido muy duro. La inocencia se ha perdido. Un ya apátrida regresa al lugar donde, recuerda, fue feliz una vez.
Una historia necesaria que no podía quedarse en un cortometraje de 15 minutos para 7 días en La Habana, película colectiva en la que Cantet participó junto a cineastas como Julio Medem, Pablo Trapero y Gaspar Noé. Tal es la fuerza de Regreso a Ítaca, una de esas historias que parten de un hecho muy local para hablar de algo tan universal como los ideales, las decisiones y la culpa.
Sus cinco protagonistas (unos espléndidos, sin peros, Isabel Santos, Jorge Perugorría, Fernando Hechevarría, Néstor Jiménez y Pedro Julio Díaz Ferrán) hablan. Hablan mucho, durante horas. Pasan de la risa al llanto, bien guardando las apariencias, bien explotando y liberando los fantasmas de un pasado que sigue visitándolos.
Otra Cuba
Cantet y Padura hacen un retrato de la auténtica amistad, la forjada tras años y años de buenos y malos momentos, la que deja a sus individuos al borde del precipicio cuando se decepcionan mutuamente. No todo son risas en un grupo de amigos. Seguir juntos en el caos, cuando los recuerdos y la inercia han terminado por ser el pegamento, tiene algo muy significativo. No se trata de preguntarse por qué seguir siendo amigos. Se trata más bien de no poder evitarlo. Tantos malos tragos unen.
Regreso a Ítaca se estrena, de un modo bastante azaroso, en el momento más idóneo, en plenas negociaciones entre Cuba y Estados Unidos. Un panorama que mezcla la ilusión por una apertura al mundo y el miedo a la invasión del capitalismo. Y algo de eso hay en la cinta de Cantet, esa especie de vértigo ante un mundo que está a punto de avanzar en una dirección desconocida.
Los cinco amigos hablan sobre una Cuba que ya no existe y una Cuba, la presente, en la que, si hay voluntad, se puede vivir. La del presente, a sus ojos, es una Cuba indefinida que se debate entre la desesperanza de los jóvenes que anhelan cruzar sus fronteras y la de aquellos a los que el cambio les llega demasiado tarde. Irse de ella o regresar a ella son dos opciones impensables para ellos. Una situación paradójica que aumenta su melancolía.
Con toda su desazón, este Regreso a Ítaca deja en el fondo un mensaje esperanzador en el espectador, una esperanza que Cantet quiere que acompañe a Cuba y a las generaciones perdidas repartidas por todo el globo. Quizá esa Ítaca que abandonaste no tenga ya nada que darte, pero, como bien puso en forma de poema Kavafis, sin ella no habrías emprendido el camino.
Dirección: Laurent Cantet
Guion: Laurent Cantet y Leonardo Padura
Intérpretes: Isabel Santos, Jorge Perugorría, Fernando Hechevarría, Néstor Jiménez, Pedro Julio Díaz Ferrán, Carmen Solar, Rone Luis Reinoso y Andrea Doimeadiós
Fotografía: Diego Dussuel
Montaje: Robin Campillo
Francia / 2014 / 95 minutos