«La pintura es una forma de pensamiento», afirma con seguridad. «Mis cuadros contienen más preguntas que respuestas», reconoce y asume que en ese interrogarse emergen esas pinturas que se van estructurando en series.
Sombras de una intersección [1], la exposición que hasta el 30 de agosto permanece abierta en la Fundación Pons de Madrid, ciudad en la que vive y trabaja desde 2005, vuelve a evidenciar el elevado contenido narrativo de la obra plástica de Costa. Relatos que, entre colores, luces y sombras tienen en el amor y la muerte buena parte de su fundamento.