[1]Todo comenzó en la primavera de 2014, «quería salir a la calle y me di cuenta de que no tenía derecho si no pasaba antes por ese ‘proceso'», explica Rocío Salazar. Ese ‘proceso’ es el de la depilación, una obligación de la que ninguna fémina se libra. «Siempre me he depilado un poco por presiones externas pero nunca había sido capaz de darme cuenta de que estaba pasando por el aro de algo que no quería hacer. De repente abrí los ojos y comenzaron a salir como un chorro a presión las ideas que había estado cultivando pero que no había sido capaz de expresar».
Así nacieron sus entrañables personajes. Las protagonistas de una serie de viñetas cargadas de humor e ironía donde se cuestiona la depilación femenina, pero también otros muchos asuntos relacionados con la mujer: la menstruación, la belleza, la edad, el peso… «El abanico de ‘torturitas’ cotidianas se fue abriendo solo» a raíz del gran éxito en redes sociales, donde miles de seguidores han celebrado su mensaje positivo y contundente: «no tenemos por qué identificarnos con un modelo de mujer inalcanzable, creado a partir estereotipos».
«Pregúntate si lo que estás haciendo es porque tú quieres»
Pero unirse al llamado ‘activismo pro pelos’ también ha despertado a los detractores. «En mi página web hay todo tipo de comentarios. Desde chicos que dicen ‘vaya asco’, ‘sal a la calle con taparrabos’, ‘no te tocaría ni con un palo’, hasta otros que dicen ‘por fin, haced lo que os de la gana’. Pero también chicas que aseguran que ‘muy bien pero yo sin depilar de ninguna manera’ u otras que creen que les digo lo que tienen que hacer con su vida cuando eso no es lo que pretendo. Siempre dejo claro que cada cual haga lo que quiera, simplemente pregúntate si lo que estás haciendo es porque tú quieres. Yo lo hubiera necesitado oír hace años: tienes la opción de no hacerlo y si no lo haces también está bien y también es bonito».
[2]Tras este aclamado éxito en redes sociales, Rocío Salazar recibió una llama inesperada. «Había tanteado algunas editoriales e incluso me había planteado, si la cosa no salía, autoeditarme. Alguna me ofreció una publicación en blanco y negro pero la cosa estaba estancada y de repente Ludwerg me ofreció hacer el libro y me emocioné». Algunas de las ilustraciones ya estaban hechas pero aún quedaba un largo trabajo por delante en el que la editorial dio total libertad a la ilustradora.
La técnica es sencilla pero eficaz. La artista utiliza una mesa blanca sobre la que dibuja directamente la viñeta, «luego le saco fotos y la mando al ordenador. Sobre la línea a lápiz que he hecho le doy el color y luego quito el contorno. Borro la capa del lápiz y me quedo con la mancha digital. La técnica en sí es relativamente rápida comparado con lo que hacía antes, que me podía pasar cuatro días con una ilustración, ahora en una tarde puedo hacer una ilustración compleja».
Salazar se había iniciado con la animación y la ilustración infantil, su pasión, con un «estilo completamente diferente, muy laborioso y manual». Tras dos libros escolares de música, no tuvo continuidad. «Después de varios años sin trabajo decidí rendirme», explica. «Había dado por abandonada la ilustración y empecé a hacer dibujos para mis contactos de Facebook. Le di una vuelta a lo que ya había hecho y fue justo ahí cuando la gente comenzó a interesarse».
«Esto es sólo la superficie. Mentiras hay de todo tipo»
Mentiras para ser una mujer de verdad desarma siete estereotipos. Comenzando por Las chicas no tenemos pelos, como punto de partida, donde se demuestra que no ir depilada no es ser una guarra, una vaga o ir descuidada. Salazar ha elaborado una lista que continúa con Las mujeres somos delgadas, donde anima a aceptar los michelines, la celulitis y las cartucheras; La regla no existe, que desmonta los mitos y tabúes en torno a la menstruación; Si salimos sin arreglar, nos morimos, donde aborda el tema del maquillaje y los tacones; con Tener complejos es muy femenino, la autora ironiza sobre lo bonito y elegante de estar a disgusto con nuestro cuerpo; Las chicas buenas no envejecen trata el tema de las arrugas y las canas; y, finalmente, el libro termina con la Mentira suprema: existen mujeres de verdad (y mujeres de mentira).
[3]Pero, por desgracia, estos no son los únicos estereotipos que se han impuesto a las mujeres, son solo la punta de un enorme iceberg. Como explica la ilustradora, «el subtítulo Manuel para principiantes hace alusión a que esto que es solo la superficie. Mentiras hay de todo tipo como que todas adoramos el rosa, todas somos empáticas, nos gusta cuidar a la gente, queremos ser madres, somos malas conductoras, somos malas en matemáticas, no somos tan competitivas, no nos gustan los deportes… Hay para tres o cuatro libros más pero de momento voy a frenar aquí».
Estamos en un momento en el que parece que la sociedad comienza a concienciarse. «Madonna salió con bello en las axilas y hay famosas que no usan maquillaje o critican a las revistas que abusan del photoshop. Por un lado sí que veo que hay concienciación, pero por otro hay una industria que se está forrando a costa de nuestros complejos. Tiene toda una maquinaria montada que nos repite desde que tenemos uso de razón que los michelines son antiestéticos, que las canas son antiestéticas y que tienes que tener el cutis como si te hubieras dado ‘Aguaplast’. Creo que luchar contra eso va a ser difícil. Estoy un poco desesperanzada».
Los castigos siguen siendo muchos y los estereotipos se trasladan también al ámbito masculino, un terreno en el que la ilustradora descarta entrar porque «creo que por fin se nos está dando voz a nosotras y hay mucho que explotar en el tema femenino. Creo que no soy yo la que tiene que contar la historia de ellos. También sería necesario, pero lo tendría que hacer un chico».
«Es el momento de la ilustración y el momento de las mujeres»
El momento dulce que vive la autora coincide con el apogeo de la ilustración, que ha dejado a un lado el apellido de ‘infantil’ para llegar a todos los públicos. Para la artista esto se debe sobre todo a las redes sociales, «ya no hace falta profesionalizarse y se está abriendo el tema de la exigencia con la técnica. Hay mucha gente que no ha estudiado nada relacionado con el arte pero que tiene buenas ideas y un estilo resultón. Se utiliza un lenguaje muy directo, ajustado a los tiempos que corren. Creo que es el momento de la ilustración y el momento de las chicas porque cada vez hay más grandes nombres, mujeres con un nivelazo, a las que antes no se les daba la oportunidad».
Salazar, que estudia Medicina, tiene en mente un futuro en el que ambas profesiones se complementen. «Las dos me hacen super feliz, me encantan, me parecen super interesantes y no me veo dejando ninguna». En sus próximos trabajos cuenta que quiere sumergirse en un estilo más narrativo en el que siga teniendo cabida el tema de la mujer. «Me gustaría cambiar el formato y tirar en otra dirección. Me apetece algo más argumental. Quizás un cómic, ya veremos. El tema de la mujer lo quiero mantener y cambiar un poco el formato creo que me va a refrescar a mi y también al público. Un poco aire fresco es lo que pega ahora». Lo estaremos esperando impacientes.
[4]Mentiras para ser una mujer de verdad. Manual para principiantes [5]
Rocío Salazar
Lunwerg
Leer primer capítulo [6]
200 páginas
18,95 euros