Marco (Madrid, 1942) es uno de los compositores vivos más reputados de nuestro país. Un hombre grande, sereno, cercano y, sobre todo, activo, ya que compagina su trabajo diario de composición con publicaciones diversas sobre música y con la presidencia de la Fundación Sax-Ensamble, una organización promovida por un grupo de compositores, intérpretes y aficionados a la música que cada año organiza el ciclo de conciertos ‘Música para el Tercer Milenio’. [1] Con motivo de este ciclo, que se celebra del 2 de octubre al 19 de diciembre, hoyesarte.com ha hablado con el compositor sobre los retos de los creadores musicales de hoy.
¿Cómo describiría la música que se está haciendo en estos momentos en España?
Es un momento muy interesante de la composición española porque hay un gran número de compositores de mucha calidad, que además pertenecen a distintas generaciones. Por un lado tenemos a gente ya muy senior, que tiene más de 80 años, como Cristóbal Halffter, por ejemplo, que sigue en activo y que acaba de estrenar una ópera en Alemania. Por otro, a personas con veintipocos que están componiendo cosas con muy buena calidad, que tienen muy buena recepción internacional y la ventaja de que practican unas estéticas muy variadas. Hoy no hay una uniformidad como pudiera haberse dado en otras épocas, sino que cada uno va buscando su camino y así surgen tendencias diversas. Creo que una característica de los compositores españoles es que, aunque puedan adcribirse a escuelas, tienen una personalidad bastante evidente, cosa que a lo mejor no ocurre en otros países, donde la escuela les marca más.
¿Cómo son esas individualidades?
Creo que los compositores españoles ahora conocen mucho, han oído música de aquí y allá, y todo eso lo acaban metiendo dentro de su propia personalidad para crear un lenguaje propio, distinguible del de otros colegas. Creo que esto termina siendo muy bueno porque si no todo sonaría a lo mismo.
«No todo consiste en pedir dinero»
¿Cuál serían los retos que ahora mismo tiene un compositor en España?
Son muchos, sin duda. Uno de ellos es, como en otros sectores, la crisis. En la música el problema es que el Estado, incluso en periodo de bonanza, ha pensado siempre que la solución era dar subvenciones y ya está. Pero, por ejemplo, podríamos exportar la música española igual que se exportan otras cosas. De hecho, el cine se exporta bastante bien, pero con la música no se hace igual. Habría que pedir también iniciativas legislativas, que no se cumplen y que no cuestan dinero, como por ejemplo, cierto apoyo teniendo en cuenta que todas las orquestas y teatros españoles están mayoritariamente pagados con dinero público. Así podría exigírseles unas cuotas de presencia de música española. No todo consiste en pedir dinero y que nos lo den.
¿La gente le tiene miedo a la música contemporánea?
El problema es hacer que la gente se acerque. Si lo hace entonces se dará cuenta inmediatamente que no muerde. Es un problema que tiene mucho que ver con la educación en general y con los medios de comunicación, que la han apoyado muy poco. En los medios de comunicación masiva como la televisión esto no aparece ni el 0,1%. Luchar con eso es muy difícil.
¿Cuál es el nivel de los estudios de composición de nuetsro país?
Creo que en estos momentos está a nivel europeo. Esto no quiere decir que no haya problemas a nivel educativo, porque sí los hay, pero un estudiante se puede formar solamente en España mucho mejor que en la época en la que yo estudiaba, por ejemplo. Es verdad que conviene salir un poco. Quizás no le van a enseñar nada especial, pero conviene convivir con otra gente, viajar ilustra y te da otra visión, aunque la ciencia sea otra, digamos.
¿Es fácil encontrar lugares para tocar en España?
España en estos momentos tiene una buena infraestructura de salas, que se ha ido creando en los últimos 30 años. Como la actividad ha ido bajando por las circunstancias económicas, pues sí se encuentren salas. No voy a decir que sea muy fácil, pero tampoco que sea difícil encontrar salas para poder tocar.
¿Las consecuencias de la crisis serán peores en unos años?
Ese es el verdadero problema, que el nivel de la educación a nivel profesional puede bajar y podemos ver una desbandada de profesores, de alumnos y un importante cierre de centros. Lo mismo puede ocurrir con las instituciones. Ahora mismo hay un plantel de orquestas de muy buena calidad, pero pueden disminuir rápidamente, incluso desaparecer. La crisis no nos afecta sólo hoy, también deben importarnos sus consecuencias futuras.
¿Qué le diría a un compositor que está empezando?
Decía Julio Gómez, antiguo compositor y profesor, que “no hay que dar consejos al que lo que necesita es dinero”, pero le diría que si de verdad quiere componer, que lo haga en las circunstancias que sean porque esto es vocacional y uno lo hace porque no tiene más remedio que hacerlo. Si lo que piensa es ganar dinero o fama, que se olvide. Eso a lo mejor llega, pero es por puro azar. Si es vocacional, que siga componiendo.
¿Qué propone para mejorar toda la situación?
Decían algunos que “educación, educación, educación…”. Yo ni siquiera llegaría a eso. Diría que información, información, información.
«Nada de lo que se vive es inútil»
Después de tantos años de trayectoria, ¿de qué está más orgulloso?
Es muy difícil elegir. En toda carrera musical hay muchas satisfacciones y también algunas decepciones, pero bueno, estoy contento de haber podido realizar una obra que es bastante amplia, que atañe a todos los géneros y que en cierta medida me refleja. Es lo mejor que he sabido y he podido hacer. Creo que con esto basta. No hace falta empeñarse en ser Beethoven ni Chopin, sino en hacer cada uno su obra y que ésta pueda tener cierto significado, sobre todo para uno.
¿En qué está trabajando ahora mismo?
Acabo de terminar una obra para la Orquesta Nacional de España, que se estrenará en diciembre con motivo del 80 aniversario de Rafael Frühberg. Se trata de una obra que me han encargado para acompañar a Carmina Burana. He hecho una obra sobre el Codex Calixtinus, que es del siglo XII, como Carmina Burana, pero evidentemente está hecha a mí manera porque no va a sonar a música de ese siglo.
¿El compositor siempre tiene música en la cabeza?
Creo que sí. Siempre tiene muchos más proyectos de los que realiza. También analiza otras músicas y piensa, ¿por qué este hombre no hizo ésto? Por ejemplo, la segunda ópera de Debussy, que nunca terminó. El tiempo que dedico a componer es full time y ninguna otra cosa me distrae. Luego, si voy a una obra de teatro o al cine, todas esas cosas me dan una serie de vivencias que luego se acaban reflejando en la música de una manera u otra. Nada de lo que se vive es inútil.
¿Tiene alguna espina clavada?
Sí, siempre hay proyectos que a uno le gustaría hacer, pero no me puedo quejar porque me ha ido bien. He hecho artísticamente todo lo que quería y si se ha quedado algo, bueno, simplemente nadie es perfecto. Nada se consigue al cien por cien.
Música para el Tercer Milenio 2013
[2]El programa de este año incluye un total de 14 conciertos repartidos en diferentes lugares, como el Centro Cultural Nicolás Salmerón, la Universidad Autónoma de Madrid, el Auditorio de Ávila, el Conservatorio Cristóbal Morales de Sevilla y el Auditorio de Cuenca.
El ciclo comienza el 2 de octubre con un concierto del Grupo Sax-Ensemble dirigido por Juan Harcía, en el que se estrenarán las obras Hiemal, de Jacobo Durán-Loriga, y Objetos en la oscuridad, de Enrique Muñoz
Como artistas invitados al ciclo participarán, los días 4 y 5 de noviembre, el grupo italiano Dédalo Ensemble bajo la dirección de Vittorio Parissi. La clausura, el 19 de diciembre, estará a cargo de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Madrid con el cuarteto Sax-Ensemble y el saxofonista Francisco Martínez. Interpretarán el Concierto para Cuarteto de Saxofones y Orquesta, de Philip Glass, y el estreno absoluto del Concierto Mediterráneo, de Zulema de la Cruz.