Son la representación del noise español, aunque su último trabajo quizá sea más pop en la música y más punk en las letras, siempre como una bofetada a quién corresponda, principalmente políticos, empresarios explotadores o curruptos. Son melancólicos y a la vez brillantes, malhablados y sensibles. Gallegos por los cuatro costados.
Su último trabajo, Victoria Mística (Mushroom pillow), después de haber sobrevivido literalmente a un terremoto, sale a la venta este martes. Grabado en La Coruña por su nuevo productor Roberto Mallo, es, aunque sólo contenga nueve temas, como el maná para muchos friki-melómanos (y no tanto).
Un trabajo esperadísimo en el panorama ‘indie’ español, después del éxito de Año Santo (2010) y de su trabajo con nombre homónimo Triángulo de Amor Bizarro (2007), sacado de una canción del grupo New Order, por si alguno todavía se pregunta de dónde viene.
hoyesarte.com ha hablado con Isabel Cea y Zippo, dos de sus integrantes.
Por fin se publica Victoria Mística, ¿por qué ha tardado tanto?
Isabel Cea y Zippo: [se roban la palabra y cuentan todo los sucedido entre los dos] Hubo un retraso con la mezcla. El disco casi estaba hecho en febrero o incluso antes. Entonces lo mandamos a mezclar, pero Manny Nieto, el maestro, que es un genio y un jeta, se fue de minigira por Asia e iba alquilando estudios por ahí y por allá para mezclarnos el disco. Cuadró el Año Nuevo Chino, cuadró su boda, cuadró un terremoto… y al final nos lo dio hace dos semanas. Como nos ha gustado el resultado no vamos a coger un avión y matarlo.
¿Estáis contentos?
Isabel: Sí, muy contentos, lo que pasa es que teníamos cerradas muchas cosas e incluso la gira de verano la tenemos que hacer a medias, porque los festivales sin un disco no pueden contar contigo como quisieran. Pero bueno, al final el resultado es bueno.
Zippo: Excelente [interrumpe, gracioso].
¿De dónde surgió la idea de utilizar en la portada la Lucha de San Jorge y el dragón, de Rubens?
I.: Siempre le hemos dado mucha importancia al arte del disco. Desde el principio hemos tenido muy en cuenta la imagen de nuestros trabajos. Queríamos que la portada fuera bien con lo que había dentro y que el conjunto tuviera lógica. Cuando te acostumbras a eso cada vez que haces una cosa nueva intentas no bajar el nivel. No sabíamos qué hacer con éste. Nos acordamos de Diego Delgado, un diseñador con el que hicimos algunas cosas y que nos gusta mucho cómo trabaja y tiene mucha sensibilidad. Teníamos en mente hacer algo a partir de un cuadro, con mucho peso. Queríamos darle un punto de ligereza. Desde que vimos este cuadro de Rubens no gustó, pero intentamos buscar otras cosas porque nos parecía demasiado. Pensamos que quizá se iba a comer lo de dentro y que a lo mejor no íbamos a estar a la altura. Pero, claro, seguimos buscando y siempre volvíamos a este cuadro. Al final, Diego consiguió darle un punto contemporáneo y meterlo en el disco. La primera intervención que hizo con el lienzo fue la que se quedó porque nos gustó muchísimo. Le salió de casualidad. El vinilo saldrá en septiembre y también está muy trabajado. Todos los diseños interiores son suyos a partir de nuestras ideas.
El disco sigue la esencia de los anteriores, ¿cómo han salido los temas?
Z.: Tampoco es igual al anterior. Yo diría que es más grande… [Se ríen los dos]
Las letras van en la misma línea…
I.: Sí, las letras son el hilo que une a uno y otro. Lo que quiere decir Zippo es que nos concentramos mucho en los teclados, en que crecieran las canciones porque antes estaban un poco limitadas.
Z.: Es mucho más técnico. Sigue siendo punk, digamos…
I.: Sí, es punk, pero le dedicamos más tiempo que a los otros. Con el anterior necesitábamos hacer algo rápido y con este hemos trabajado con Peeter Kepner en Red Bull, con Joaquín Pascual… Todo eso nos valió para que Zippo pillara el rollo con los teclados y crecer por ahí. Esa es un poco la diferencia entre este trabajo y los otros. El tiempo que le dedicamos a cada canción es mayor.
Z: Fue un poco tortura [se ríen]…
I. : No, pero estuvo muy bien… Hemos podido aprender y mejorar…
Z: Sí, gracias a la colaboración inestimable de Joaquín Pascual.
Tiene también canciones para cantar y bailar, que son las que definen un poco al grupo, ¿no?
I.: Lo que va saliendo, en realidad, es menos controlado porque las canciones que hay en el disco son las que pasaron una criba muy dura. Y cuando digo muy dura es… [Zippo se ríe de fondo] una criba de seis meses con una canción para tirarla a la basura. Las que aguantaron son las que se quedaron. En conjunto han quedado cosas muy diferentes, pero a la vez muy iguales, porque están hechas en el nivel que buscábamos. Sí que guardan ese rollo, que al final no es algo matemático, no es una fórmula que podamos usar. Siempre intentamos hacer cosas muy, muy pop porque nos mola mogollón, pero al final nos acaba saliendo algo más duro y heavy porque somos así. Somos muy brutos.
¿Queréis mandar algún mensaje con este trabajo?
I.: No queremos coger la bandera y decir ¡a por ellos!, eso no, pero claro, todas las canciones tienen un mensaje, que además es bastante libre. Cada uno puede interpretarlo como quiera. No me gusta explicar las canciones.
En relación al tema Robo tu tiempo parece que mandaríais a alguien a la ¡Guillotina!… ¿A quién?
I. : Buaaaah… Aquí al lado, a todos [señala Génova] Me ponía en la puerta y uno a uno. A alguno que ya está en la cárcel, también. Al contrario que el yonqui de mi vecino, que por robar un radiocasete lleva 30 años. Lo de la guillotina creo que no hace falta explicarlo. Es algo muy evidente. A mí me puede hacer gracia pero a lo mejor a la gente que intenta manipular y aprovecharse del obrero no le hace tanta.
¿Es necesario hacer en este momento este tipo de canciones?
Z.: Necesario, no. Imprescindible.
I.: Me parece que alguien que se dedique al mundo de la cultura y obvie esto está cometiendo un crimen porque al final la gente que sale por la tele es la misma y no veo que haya un micro abierto para que alguien pueda manifestar su opinión. Los medios que tenemos son la cultura, el arte y todo esto, y por eso nos tienen tanta manía… A los ‘rojos de mierda’, como dicen. Tienen miedo de que la gente piense un poco y están trabajando mucho para lo contrario, para que repitamos patrones como ovejas y les sigamos manteniendo su nivel de vida. Les preocupa mucho que la gente pueda abrirse y descubrir que no hay derecho a ciertas cosas.
Desde el principio habéis tenido mucho éxito en México, ¿tenéis la vista puesta en ese país?
I.: Nunca planeamos nada demasiado. Nos limitamos a quedar, ensayar y cuando nos mandan las fechas, vamos. México en la hostia y tenemos allí a Arts & Crafts, nuestra discográfica. Estamos deseando volver. Es nuestro país hermano y tenemos mucho en común, primero por el idioma, que es una forma de conexión y a la vez un complejo que hay en España. Parece que si cantas en español te estás cerrando mucho. Creemos que no hace falta cantar en inglés y a mí me resulta muy complicado llegar a transmitir algo en un idioma en el que no hablo normalmente. Armónicamente es verdad que queda muy bien, lo entiendo, pero bueno… Nosotros tenemos esa conexión del idioma con México y al ser gallegos también tenemos ese rollo místico-religioso que está también muy presente.
Precisamente de mística va un poco el disco, ¿no?
I.: Sí, la mística es un poco lo que no sabes, el miedo. El meter el miedo a la gente por las cosas que no conoce. Eso es un poco también lo que es la política. En plan, «tú, ten cuidado». Lo que fue la mística aplicada a la religión también se puede aplicar a la política, que siempre la usa mucho para engañar.
¿Habéis pensado alguna vez iros de Galicia?
Z: No. no…[ con cara de “ni loco”] No porque es nuestra tierra, se nota, ¿no? Además te vuelves loco en la capital.
I.: Nosotros estamos muy cómodos allí. Seguramente si hubiéramos nacido en Madrid estaríamos genial aquí porque tiene ofertas culturales que no hay allí. Los impuestos los pagamos igual, eso sí, pero allí nos comemos la mierda. Todas las subvenciones van para las gaitas y para la tercera edad, que son la gran mayoría. El voto fácil. No se potencia nada la cultura ni la investigación… Hay cantidad de gente de la Universidad de Santiago muy talentosa trabajando fuera. Lo de siempre. A pesar de todo eso somos de allí y las cosas que hacemos y las que decimos vienen por lo que somos. Además, ahora con internet en más fácil todo. También hay aviones, aunque a ver cuando llega el AVE. Hace 20 años que hay un ave Madrid-Sevilla y a Galicia tardas 11 horas en llegar en tren. A pesar de todo, nos compensa estar en casa. Tenemos nuestro refugio, nuestro muro en plan Gran Hermano en el que estamos tres o cuatro días a la semana todos juntos. Bueno, nosotros y los gatos. Ocho gatos.
Se os ha comparado con diferentes grupos, pero ¿cuáles son vuestras influencias?
I.: Las comparaciones siempre son odiosas. Si tienes un grupo de música normalmente es porque has escuchado muchos grupos y mucha música y lo que vas a hacer va a estar de alguna manera influenciado por eso.
Z.: Para mí el indie-pop es lo que es: ‘indie’ y quiere decir que pillas de muchos palos y haces lo que quieras. Escuchamos a muchos grupos y salen cosas diferentes.
I.: En el grupo tenemos muchas cosas en común. El noise, el ruido… ¿Influencias? Todas. Desde la música clásica hasta algo de jazz. Lo que intentas siempre al final es hacer algo personal, algo muy tuyo. Ese es nuestro propósito, intentar que suene a nosotros.
¿Cuáles son vuestras expectativas?
I.: Nuestra prioridad es tocar, tocar y tocar.
Z.: Ojalá que sea así.
I.: Además, siempre tenemos la intención de hacer el próximo disco ya y al final siempre pasan cosas y todo se termina alargando. Hemos tardado tres años de disco a disco. No es algo premeditado.
¿Se puede vivir hoy de la música?
I.: Nosotros podemos vivir de esto porque nuestra prioridad es conseguirlo. Si quisiéramos comprarnos un piso, tener cinco niños e irnos de viaje a Nueva York tres veces al año no viviríamos de esto. Para nosotros la música es lo primero. Donde invertimos es en nuestros instrumentos, en que queden guay nuestras canciones, en hacer un buen vídeo. Somos cuatro personas (también la oficina y todo el equipo) centradas en que el disco tenga todo lo que necesita. Tenemos el rock and roll y no necesitamos chupas de 20.000 euros ni impresionar a nadie. El hecho de vivir en Galicia también nos facilita porque podemos vivir en el campo sin hipoteca. Tenemos nuestro estudio, que ampliamos con nuestra primera gira. Con la segunda también compramos las cosas que necesitábamos. Con ésta si nos podemos comprar una furgoneta con aire acondicionado, genial. Esas son nuestras pretensiones. Seguir haciendo música.