Suena Patagonia y nos perdemos por terrenos extraños pero que se antojan hermosos. En realidad, la canción describe lo que podría ser un universo encantado, por qué no real, a la vez utópico y fantasioso. Su poder es por momentos inmenso. Volamos con la letra y en cierto modo nos recreamos con la música. Con Yo solo quería que me llevaras a bailar nos entregamos. Bailamos. Que nos digan donde está la hoguera -siempre tan gallega- y la saltamos.
Con Antídoto, tan llena de tintes folclóricos y de cantautor, viajamos por el mundo. Otra vez barcos, metáforas, caminos. A Serea e o Mariñero empieza como un himno que es casi un grito de guerra. Caracoles es un poema en sí. Precioso. Tristísimo. Los bajos del piano de Un Año Más pisan con fuerza. En parte latinos, profundos. Xoel López hace una vez más un acto de entrega absoluta, sutil y generosa.
Paramales es un disco de cruces y de mezclas…
Es un poco el reflejo de lo que viene siendo mi vida últimamente. Siempre digo que no dejo atrás nada y que intento incorporar cosas a las que ya hay. Toda mi experiencia latinoamericana se mezcla con toda la anterior en España, con mi pasado mod incluso, y hasta con mi pasado de cantautor y de músicas del mundo. Todo confluye y a mis 37 años casi se me escapa un poco de la lógica el motivo por el que sale este disco y no otra cosa.
Cada vez siento más que lo que hago puede ser de mil formas diferentes y que en las artes una de las cosas que define a los creadores es la toma de decisiones. Uno cuando crea tiene que decidir si va esto, lo otro, la estética del disco… De ahí es donde sale una cosa u otra.
Quizás si hubiera hecho este disco ahora hubiera sido distinto. Creo que el crisol es cada vez más amplio, más profundo, y tan complejo que a veces me cuesta desgranarlo y clasificarlo.
Hay sonidos nuevos, ¿cuánto hay de curiosidad en él?
Me gusta experimentar, probar cosas, incluso confundirme. Me gusta ensayar y errar. Es parte de mi forma de ser y de mi personalidad como músico. A veces te sale bien, otras no tanto; a veces gusta más y a veces menos.
Te enfrentas a nuevos retos como llegar a gente que a lo mejor tiene una idea equivocada de lo que tú hacías o a gente que esperaba una cosa y resulta que llegas con otra. Sin embargo, a día de hoy creo que mi público es muy abierto, con el cual me identifico cada vez más. Siento que armoniza muy bien con la propuesta que hago. La gente espera ya esa libertad creativa, acepta los cambios e incluso los celebra. El público más conservador de hace años se ha ido quedando atrás.
«A través de las canciones trato de ir desgranando qué es la vida»
¿Cuál diría que es la esencia del disco?
Siento que en él conviven muchos sentimientos y que tiene muchas aristas. Va de sensaciones, no sólo musicales. Eso es mi vida y probablemente la de mucha gente. No somos una sola cosa, somos muchas. Además somos cambiantes, variamos y cada día somos de una forma diferente. Yo, por ejemplo, dudo mucho. Me planteo todo desde diferentes prismas y de ahí salen canciones también. Siento que a través de las canciones trato de ir desgranando un poco qué es esto de la vida.
¿Es una forma de búsqueda en estos tiempos de crisis?
Creo que sí. Estamos en una etapa de cambios y los artistas no somos impermeables a eso. Somos también seres sociales y pertenecemos a la sociedad y es inevitable reflejar en tu música esas necesidades de cambio, esa búsqueda.
En el pasado, hace seis o siete años, quizás fuimos una sociedad más conservadora o más estable. Estábamos más o menos cómodos en algo que era una estafa. Cuando nos dieron la bofetada fue como cuando levantas la piedra del hormiguero, empezamos todos a correr como hormigas despavoridas sin saber hacia dónde ir.
Es verdad que esta situación también despierta mucho las conciencias y, en realidad, para la creatividad eso es muy bueno. Creo que esa búsqueda tiene que ver con una crisis más allá de lo económico y se trata de una crisis del sistema, de la sociedad, y creo que va a derivar en cosas muy bonitas. Habrá que tener paciencia y esperar un poco.
«Paramales es una palabra inventada y en eso ya hay una actitud»
Paramales hace muchos guiños a diferentes estilos. Tiene temas más tipo cantautor y luego otros más pop. Ese juego se ve también en su título y en los colores de la portada…
Tiene que ver con esa idea aperturista. Con esa idea ecléctica y de múltiples significados. Para empezar es una palabra inventada y en una palabra inventada ya hay una actitud. Estás haciendo un ejercicio de libertad porque estás inventándote una palabra y poniéndola como título de un disco. Detrás de ese hecho hay mucho ya.
Luego está lo que signifique la palabra. Tiene mucho que ver con lo que dice, “para males”, es decir, “para parar los males”. En el título de la portada se me ocurrió separarla porque me parecía que así tenía más significado y así surge la palabra “par”, la palabra “ama” y la palabra “les”. De repente adquiere todavía más sentido porque el amar está ahí implícito de alguna manera. También «los males», «parar los males», y el sentido de la música como antídoto para llevar una vida mejor y endulzar los momentos. Creo que es un título enigmático y misterioso, que encierra más significados de los que soy capaz de interpretar. Yo mismo voy redescubriendo el título.
Si tuviera que escoger dos temas del álbum, ¿cuáles serían?
Mi favorita ahora, porque eso va cambiando, es Patagonia, la canción que abre el álbum. Me gusta especialmente. Me emociona. No sabría decir por qué, pero me gusta. Me identifico con la letra. Siento que dejé plasmada mi forma de ver el mundo en esta canción y eso es lo que hace que me guste más.
Luego, Antídoto quizás. Es una canción que creo que es más profunda de lo que parece a primera escucha. Creo que esa canción va a crecer bien. Tengo esa sensación.
«Soy un gallego que ha ampliado fronteras y no hay nada más gallego que eso»
¿Qué peso tiene Galicia en su trabajo?
Uno importante. De hecho, haber vivido 20 años en Coruña, que tiene unas características culturales y una personalidad propia, creo que influye mucho en él. Incluso mi visión de Latinoamérica tiene mucho que ver con el filtro gallego, con la idea que se tiene de América Latina en Galicia, quizás un poco idealizada a través de los emigrantes que se iban. También hay una conexión menos urbana, que tiene que ver con haber vivido en una ciudad pequeña y haber tenido contacto directo con la naturaleza.
Luego, los gallegos somos muy internacionales. Hay gallegos hasta en el Luna, decían (en referencia a la canción popular), y creo que eso también ha contribuido a mi visión internacionalista de la historia. Yo soy un gallego muy internacionalista. Todo el mundo me reconoce como gallego, pero no soy el típico que se queda sólo ahí. Soy un gallego que ha ampliado fronteras, en realidad como buen gallego, ya que a su vez no hay nada más gallego que eso. Es un poco paradójico, pero es así.
Sí, de hecho, su anterior disco se llamaba Atlántico. En sus viajes a Latinoamérica sigue mirando hacia el mar.
Creo que el mar es como la madre de todas mis metáforas. El mar es fundamental en mi vida, lo fue porque me crié en una ciudad de costa, además muy cerquita de la playa. Mi colegio estaba muy al lado del mar, lo veía todos los días desde las 9 de la mañana y es algo, que aunque no quiera, está en mi raíz.
Además, el mar no es solamente lo que ves. Es ese horizonte, ese alén, ese más allá. Haber vivido en el mar me condicionó mucho y aparece inevitablemente en este nuevo disco. La canción A Serea e o Mariñeiro viene del fondo del mar, digamos del más allá. Toda esa idea de idas y venidas, de barcos, de olas, de sirenas, de historias mágicas que tienen que ver con lo enigmático de la mar, con el misterio, con lo que hay detrás, con lo que hay abajo… Todo está relacionado.
En realidad es una cosa que cada uno encuentra en un sitio. Hay quien lo encuentra en el propio cemento de la ciudad o en un río o una montaña. A mí me tocó eso. No digo que sea mejor ni peor. Usé el mar o los recursos marinos para volar, para soñar y para escribir.
«Ahora me tocó hacer esto, y lo defiendo porque es lo que me salió»
¿Nunca ha tenido la necesidad de tener una banda?
Sí que me he planteado a veces tenerla como algo paralelo para no ser siempre el responsable de todo. Sin embargo, en términos generales no porque percibo mi música como un todo. He tenido bandas en el pasado y es verdad que te limitan mucho. Es una cuestión de cómo entiendes tú el arte. No tiene que ver con compartir o no. Trabajo mucho en casa, por mi cuenta, con mi ordenador, en mi estudio… Empecé así muy jovencito porque Deluxe era también un proyecto en solitario y me he acostumbrado a hacerlo así, aunque no descartaría tener algo en paralelo.
¿En qué momento, personal y profesional, se encuentra?
Es un momento muy bonito porque sacar Atlántico fue duro. Tuve que hacerme hueco otra vez, luchar contra todo el pasado de Deluxe y toda esa etapa. Fueron tiempos de explicar, contextualizar, contar que me iba a vivir a América… Ahora estando aquí otra vez, viviendo en Madrid, siento que está el terreno bastante más allanado. Estoy viviendo, en ese sentido, de una forma más placentera.
Musicalmente me siento muy satisfecho y contento. Son cosas que me tocan. Ahora me salió esto. Me tocó hacer esto, y lo defiendo porque es lo que me salió. No lo he podido intelectualizar, va surgiendo. Vitalmente me encuentro contento, feliz, con los conflictos de la vida que podamos tener cualquiera. Vivo un época bastante armónica.