Gala Dalí se quiso ella misma secreta. Mientras los hombres con los que compartió su vida ganaban en notoriedad hasta convertirse en figuras universales, ella optaba por mantenerse en la sombra, hasta el punto de generar una imagen de mujer fría, altiva, egoísta e inaccesible. Pero quienes de verdad la conocieron y trataron dan de ella una imagen muy distinta.
También Zgustova, que desvela en su narración biográfica a la mujer decidida, valiente y apasionada que supo perseguir con determinación sus anhelos y acompañar decisivamente a los tres hombres que, junto a ella, llegaron a ser grandes figuras de la poesía y el arte universales: Paul Éluard, Max Ernst y Salvador Dalí.
Para los tres, Gala fue mucho más que su amante: fue la compañera que trabajaría con ellos su obra y la criticaría, y quien les dio la fuerza y la confianza para afianzarse como grandes creadores. A los tres los conoció cuando ellos tenían entre diecisiete y treinta años. Y fue a través de Gala y con Gala que llegaron a ser los referentes que fueron.
(Monika Zgustova saca a la luz aspectos hasta ahora ignorados o poco conocidos de la vida de Gala: la relación con su padre adoptivo, con su hermano mayor y el resto de su familia; la influencia que tuvo en ella la amistad de adolescencia con la poeta Marina Tsvetáieva y la hermana de ésta, Asia; de qué manera la Revolución de 1917 y los años previos la marcaron para siempre; cómo a los veintidós años cruzó la Europa arrasada por la Primera Guerra Mundial, de Moscú a París, para reencontrarse con Paul Eluard; cómo por amor a Salvador Dalí se fue a vivir con él en invierno en una humildísima cabaña de pescadores al borde del mar, una especie de choza sin luz ni agua corriente en donde sufrió una pulmonía que a punto estuvo de costarle la vida)
¿Por qué Gala como protagonista de este retrato?
Gala es una de las personas más enigmáticas de la que he tenido noticias. Dalí mismo dijo de ella que ni siquiera él ha sabido descifrar la esfinge que era. También me lo dijo la directora del Instituto de Estudios Dalinianos y, tras una serie de visitas a los lugares que frecuentó, como el castillo de Púbol, en dónde pasó los veranos a lo largo de una década, sentí la necesidad de intentar desvelar ese misterio. Quería saber qué se ocultaba detrás de esa esfinge misteriosa. Una mujer que vivía con Dalí en una casa muy barroca abarrotada de detalles y cosas y, sin embargo, en el castillo de Púbol, donde ella se sentía como en su casa, la decoración era mínima salvo un icono de la Virgen Negra de Kazan. Ese contraste también me llamó la atención y tenía ganas de indagar qué clase de persona era en realidad.
¿Quién era, porque usted sostiene que fue víctima de un sinfín de tópicos y falsedades?
Efectivamente. Había oído hablar mal de ella a mucha gente. Pero no podía asumir que una persona con un gusto tan refinado, que estuvo al lado de tres grandes hombres de la cultura europea del siglo XX podía ser alguien despreciable. Indagué todo lo que pude y el libro creo que aporta muchas cosas nuevas sobre sus raíces rusas y la relación con los distintos miembros de su familia; sobre su amistad con las hermanas escritoras Tsvetáieva, Marina y Asia; también cómo era su relación con sus grandes amores… Me interesó todo sobre ella.
¿Y qué descubrió?
Descubrí a una mujer extraordinaria e interesantísima. Una mujer transgresora, muy libre, que no tenía miedo de coger su propio camino en la vida. Una persona que rompió con los estereotipos de su época y que con mucha valentía se convirtió en una de las mujeres realmente decisivas para el arte y la literatura del siglo XX. Gala, que era una lectora voraz, era una mujer solitaria, de muy pocos amigos. Una mujer, en definitiva, muy privada. Le encantaba estar sola.
¿Eso explicaría esa tendencia a falsear negativamente su imagen?
Seguro que eso tiene mucho que ver. A Gala no le importaba quedar bien o mal con la gente. De hecho se comportaba según su estado de humor al margen de lo que los demás pensasen. La gente no podía soportar eso. Además, su espíritu profundamente libre ha contribuido a crear muchas reticencias. Era una mujer muy transgresora desde un punto de vista muy interesante, pues se comportaba como una persona absolutamente libre. Tenía su propia moral y ética y aquella sociedad no supo aceptar esa faceta, era demasiado moralista para entender la libertad que ella precisaba para vivir.
¿Cómo se documentó?
He utilizado muchas fuentes y hablado con muchas personas que la conocieron. Aunque no fue una tarea fácil pues Gala era una persona sobre la que se dijeron muchas cosas falsas por lo que es difícil discernir lo cierto. Si se busca en internet hay millones de mentiras sobre su persona, informaciones absolutamente falsas sobre sus amores, sus amigos, su forma de actuar. Incluso en sus biografías y en las de Dalí hay datos que no son correctos. Una de las fuentes que más me ayudó fueron las memorias escritas por ella misma que tituló La vida secreta. Diario íntimo. Ese libro fue fundamental y lo he utilizado porque tenía ganas de descubrir la verdad de Gala por dentro.
¿Si tuviese que destacar alguno de los hallazgos que más le han sorprendido sobre ella a qué aludiría?
Descubrí por qué los amores de Gala siempre comenzaban como amores imposibles. Le pasó con todos. En el caso de Élouard, ella era rusa y la familia de él, perteneciente a la pequeña burguesía francesa, no la aceptaba en absoluto. Además estalló la Guerra Mundial, lo que llevaba al mínimo las posibilidades de la relación y, sin embargo, Gala hizo todo para que aquello fuese adelante. Con Max Ernst vivieron un triángulo casi imposible. A ella no le gustaba la situación de estar entre dos hombres pero se sentía muy atraída por Max y quería estar con Élouard. Y con Dalí también había muchas cosas en contra, pues ella estaba casada con Élouard, pero se vino con él a Cadaqués en unas condiciones penosas. Me pregunté por qué ese enfrentarse siempre a tantos inconvenientes y descubrí que ella tenía una relación un poco prohibida, no puedo decir que incestuosa porque probablemente desde el punto de vista físico no pasó nada, con su hermano mayor Dim. Ambos se atraían mutuamente y él tenía celos de ella que era muy joven. Ella, al tiempo, sentía rechazo y excitación. Sentían una especie de hechizo mutuo y creo que durante el resto de su vida ella buscó en cada relación ese hechizo transgresor que la hiciera vibrar. Ese descubrimiento me abrió los ojos en relación con su vida amorosa. También tuvo una relación extraña con su padre adoptivo que la admiraba profundamente y ella se sentía halagada e intrigada. Desde su propia familia ella entró en la dinámica de saber que los amores no tienen por qué ser convencionales, sino que es mejor que tengan misterio y hechizo y eso lo dan los amores imposibles. Eso era básico para ella y, de hecho, cuando estaba con Dalí buscaba esas sensaciones con otros hombres. Lo necesitaba.
¿Cómo enamora Gala a personas de la talla de Élouard, Ernst o Dalí?
No era una gran belleza pero si una mujer muy interesante lo que era para ellos mucho más atractivo que lo meramente físico, porque alguien muy bella también puede ser alguien muy vacía. A ellos les apasionó la personalidad de aquella mujer.
De los tres, ¿quién fue el hombre de su vida?
Sin ninguna duda fue Dalí. Eso lo sabía bien Élouard, que se moría por ella.
¿Qué le cautivó de Dalí?
Pese a ciertas apariencias, Dalí no era nada superficial. Un artista tan genial no podía ser superficial. Sabemos cómo es Dalí también por sus escritos, no sólo por su obra artística. Era una persona muy profunda que veía lo que no veía nadie más. Era capaz de imaginar toda clase de personajes partiendo de piedras y rocas. Escribió unos libros maravillosos que influyeron no sólo en multitud de pintores, sino también en escritores, entre ellos uno que he tratado mucho y sobre el que escribí una biografía, como es Bohumil Hrabal, que fue muy decisivamente influenciado por los escritos de Dalí. Entre Gala y Dalí había una química muy especial. Dalí era una persona extremadamente sensible y tierna y eso para ella era muy importante, porque Gala era muy romántica, necesitaba ese tipo de amor y Dalí se lo daba. Supo cubrirle esa necesidad más y mejor que cualquier otro hombre de su vida.
Realmente, ¿sabía Gala de arte?
Sabía tanto de arte como de literatura, y mucho. Con Éluard ya tenía un conocimiento sólido sobre poesía porque de adolescente era muy amiga de Marina Tsvetáieva y ella le leía sus poemas y le hablaba de poetas interesantes. Para Gala lo más importante era la poesía que consideraba el arte por excelencia. Tanto a Élouard, que prácticamente fue una creación de Gala, como a los demás artistas con los que trató siempre los animaba desde la admiración. Era su manera de ser. Desde su instinto artístico para captar el valor de los artistas verdaderos y desde la admiración lograba sacar de cada uno de ellos lo mejor que llevaban dentro. Así fue con Max Ernst, con Giorgio de Chirico, que consideraba a Gala como una de las grandes intelectuales europeas, y por supuesto con Dalí.
¿Cómo fue realmente su relación con el pintor español?
Cuando conoció a Dalí supo inmediatamente que estaba ante un genio absoluto. Y cuando ella veía a una persona así se enamoraba. Si además era una persona tan atractiva como él, que era muy guapo y del que estaba enamoradísimo García Lorca, la cosa se hacía irresistible. Ella seguía su trabajo aún en las circunstancias más difíciles, como cuando vivían en París sin un duro, en barrios marginales, y en condiciones más que precarias. Cada tarde, Gala cogía obras de él y las iba a vender a las galerías generalmente sin éxito alguno. Observaba sus progresos y le animaba a continuar, algo que él necesitaba para seguir. Fue decisiva en su obra. Estaban muy compenetrados, también en lo artístico y no sólo en la pintura, pues ella pasaba a limpio y corregía todos los escritos de él sin censurar nunca nada. Para ella la libertad creadora era sagrada.
¿Cómo soportaba las excentricidades de Dalí?
No le censuraba pero le disgustaban profundamente sus payasadas surrealistas. Era muy sobria y, aunque no le gustaban, al tiempo entendía que Dalí sin las payasadas no hubiera podido actuar en la vida como una persona normal porque, como hoy sabemos, tenía un problema psíquico relacionado con la ansiedad y la depresión. Como ella también había sufrido depresiones, entendía lo que a él le sucedía.
¿Tenía Dalí un trastorno mental?
He investigado mucho eso con la ayuda de expertos en psiquiatría. Dalí padecía trastornos psíquicos. En aquella época se desconocía lo que le pasaba pero nosotros hoy sabemos que sufría una especie de trastorno bipolar con una fuerte dosis de ansiedad. A veces no podía cruzar la calle solo, ni estar rodeado de mucha gente pues tenía miedo a desmayarse. No podía comer en compañía de gente desconocida. Tuvo muchos ataques de ansiedad. Él conocía ese riesgo y para evitarlo utilizaba las payasadas surrealistas. Se reía de sí mismo y de los demás y de esa forma vencía la ansiedad. Le gustaba reírse de si mismo y de los demás a través de las excentricidades y, al tiempo, vencía su enorme timidez.
Finalmente, ¿por qué acercarse a La intrusa. Retrato íntimo de Gala Dalí?
Me gustaría que la gente se acercase olvidándose de lo que hasta ahora hubiera leído u oído de esta mujer tan extraordinaria. Asomarse, como un niño, a un mundo nuevo. Olvidarse de todos los clichés sobre Gala y descubrirla sin prejuicios. No se arrepentirán.
Monika Zgustova
Nacida en Praga en 1957, Monika Zgustova fijó su residencia en Barcelona en los años 80. Habitual colaboradora de varios diarios y revistas culturales españolas y extranjeras, ha traducido al español más de sesenta libros del checo y del ruso de autores como Hrabal, Hasek, Havel, Kundera, Dostoievski, Bàbel, Ajmàtova y Tsvetàieva. Estas traducciones la han convertido en una de las figuras claves en la introducción de la literatura eslava en España.
Es coautora del diccionario ruso-catalán, de dos obras de teatro y de seis novelas, entres las que destaca La mujer silenciosa, La noche de Valia, Las rosas de Stalin y Vestidas para un baile en la nieve. Su obra ha sido traducida a 10 idiomas.