Tras cuatro años de búsqueda y catalogación, la Fundación Botín [1] presentará desde el próximo viernes, 19 de abril, en Santander José Gutiérrez Solana (1886-1945). Dibujos, la exposición más completa sobre sus dibujos que se ha organizado hasta la fecha. Podrán verse más de 90 obras, muchas de las cuales no han sido ni publicadas ni mostradas con anterioridad.
José Gutiérrez Solana (1886-1945) es uno de los artistas seleccionados, tanto por su categoría e importancia plástica, como por su estrecha relación con Santander, para formar parte del corpus de dibujo que la Fundación Botín inició en 2007 y cuyo objetivo es poner en valor la faceta un tanto desconocida o menos valorada de los grandes creadores españoles.
Faceta en segundo plano
Las muestras dedicadas a Solana han sido numerosas. Sin embargo, su faceta de dibujante ha quedado siempre en un segundo plano, eclipsada históricamente por su pintura. Como explica la comisaria de esta muestra, María José Salazar: «Es esta la primera exposición que se presenta dedicada en su totalidad a esta parcela de su producción, que confirma, una vez más, la personalidad de un artista insólito, potente, difícilmente calificable, ejecutor de un arte claramente enraizado en la vida, las tradiciones y las costumbres de nuestro país y en muchos casos ligado a las tierras de Cantabria, que siempre sintió como suyas».
La exposición mostrará todo el proceso creador de Solana, con trabajos inéditos de sus años de formación, 1896-1900, hasta los últimos antes de su fallecimiento. Cerca de cuatro años se han empleado en los trabajos de búsqueda y catalogación de la obra, en la que se ha llevado a cabo un análisis pormenorizado del dibujo en la obra de Solana, que ha cristalizando en el estudio, la catalogación, y en muchos casos, la localización de 270 dibujos realizados entre 1884 y 1945, 44 de los cuales no ha sido posible identificar.
Catálogo razonado
Todos ellos se recogerán en el catálogo razonado que se presentará junto a la exposición, editado dentro de la Colección de la Fundación Botín Maestros del Dibujo Español. En esta publicación, con el título El siempre insólito Solana, la comisaria desmenuza de manera extensa todos sus trabajos en el campo del dibujo en relación a sus datos biográficos y analiza pormenorizadamente su producción. Se publicarán igualmente unas notas biográficas con nuevos datos localizados en las diversas tareas de investigación que se han llevado a cabo.
José Gutiérrez Solana nació en Madrid un 24 de febrero de 1886 y murió en la misma ciudad el 24 de junio de 1945. Ligado a Cantabria por lazos familiares, sus estancias en Santander, donde regresaba cada verano, están presentes en sus obras. Sus personajes y rincones (La rampa de Puertochico, Marineros, El capitán mercante…) quedaron reflejados en sus cuadros y escritos.
Hasta el momento solo se ha realizado una exposición monográfica del dibujo de Solana, y la llevó a cabo la Galería Leandro Navarro de Madrid.
Labor de difusión
La Fundación Botín ha participado en otras iniciativas tendentes a un mejor conocimiento del pintor, como la exposición co-organizada con Fundació Caixa Catalunya en 1997, que permitió mostrar en Santander 31 óleos del artista y algunas de sus publicaciones y objetos personales y posteriormente se mostró en la sala de exposiciones La Pedrera de Barcelona. También, en mayo de 2001 firmó un convenio con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía que dio lugar a la restauración, descripción y digitalización del denominado «Archivo Solana», compuesto por manuscritos, textos inéditos, dibujos, fotografías y otros documentos del pintor y que incluyó la edición facsímil de losCuadernos de París y la dotación de tres becas.
Hasta la fecha, la Fundación Botín ha editado catálogos razonados de los dibujos de Eduardo Rosales (1836-1873), Antonio del Castillo (1616-1668), Alonso Cano (1601-1667), Pablo Gargallo (1881-1934) y Mariano Salvador Maella (1739-1819).
Solana según María José Salazar
Su visión, parcialmente objetiva de la sociedad de su tiempo y no de la España plural de su momento, se proyecta con la misma fuerza en todos sus trabajos.
De hecho, los dibujos de Solana guardan una estrecha relación con sus pinturas, sus grabados, y sus escritos, del mismo modo que éstos, guardan una estrecha relación con los primeros, sin que podamos discernir claramente, en la obra global del artista, un antes y un después. Por eso y al hilo del proceso en la catalogación de los dibujos, se ha intentado buscar las relaciones entre obras de idéntica temática, realizadas con distintas técnicas y a su vez, la relación de estas, con sus escritos.
Y es que con una personalidad inconfundible, Solana desarrolló su carrera en pleno devenir de las vanguardias españolas, de las que participó en cierta medida, recibiendo paradójicamente la consideración y el reconocimiento de los artistas que la integraron, para quienes Solana era, sin embargo, una figura aislada, singular, incalificable por su honda relación con la tradición pictórica española.
Dotado de un carácter singular, por no decir insólito, es un artista realmente excepcional y único en el contexto en el que desarrolló su actividad y en definitiva en la historia del arte de nuestro pais y esto que puede parecer una obviedad, es ciertamente la clave para la comprensión de su importancia en el dibujo español del siglo XX.
Cecilio Barberán, el primer estudioso de su obra, opina que Solana era un excelente dibujante, pese a su singularidad: “… En virtud a las mismas es común decir que su obra es incorrecta, por deficiente del dibujo. A esto pudiera contestar que es cierto que la dulzura neoclásica no existe en sus líneas. Pero de esto a que sea incorrecto su dibujo existe gran diferencia: Solana es un dibujante personalísimo y de un valor excepcional”.
Todos sus dibujos están concebidos como creaciones definitivas, no como meras obras preparatorias o bocetos, presentando dos características comunes, el tratamiento en plano de igualdad de objetos y personas y la preferencia por los ambientes costumbristas y las clases marginales de la sociedad, que representa en entornos diferentes.
Son imágenes recurrentes, de tal modo que toda su producción puede agruparse en una serie de temas, tal y como se presentan en la muestra, unificados por los protagonistas, la sociedad marginal presentes en estos escenarios. Escenas de carnaval y máscaras es uno de los más conocidos y celebrados de Solana. A tenor de las innumerables veces que aborda el carnaval, se puede pensar que es también, el tema predilecto del artista, quizás porque en ello, hay mucho de autobiográfico.
La concepción de la condición femenina que tenía Solana queda al descubierto en sus diversas Escenas con mujeres, en las que las representa sin atractivo, carentes de belleza, entradas en años. Figuras femeninas que contempló y con las que incluso convivió en diversas casas de alterne de la calle del Arrabal en Santander y la calle de Ceres en Madrid.
En las Escenas de un mundo marginalcontemplamos personajes de un bajo estamento social, curiosamente dotados de una gran dignidad. Las escenas de Tauromaquia, presentan tanto en sus dibujos como en sus escritos una cierta incongruencia, que reflejan sin duda el ambiguo pensamiento de Solana, que se debate entre un sentimiento de profunda admiración por la simbología de la propia fiesta y el rechazo que le produce su dureza y crueldad.
Podríamos concluir los diferentes planteamientos temáticos con su faceta de retratista, junto con las Escenas de religión y muerte, melancólicas y pesimistas, intensas y dramáticas.
Todo parece inamovible en Solana. Durante cincuenta años de trabajo, que se presentan en la muestra, no altera su iconografía ni su modo de hacer: el dominio del trazo, la línea quebrada, la perspectiva bidimensional que utiliza para presentar escenas o personajes frontalmente al espectador y la construcción formal con planos muy equilibrados, está presente en toda su producción. Tampoco se ve alterado con el paso de los años, el tratamiento de la luz, el juego de luces y sombras, quizás debido a que aunque Solana tomaba apuntes y notas del natural, dibujaba en el interior de su casa, con luz artificial, lo que proporciona a su producción un tono sombrío.
Lo mismo podemos decir de su estética, que no varía con el trascurrir del tiempo y que gira en torno a un cierto naturalismo cercano al realismo. Quizás este inmovilismo es la clave de su inalterable personalidad.