El Museu de Belles Arts de València acoge la exposición Clotilde de Sorolla, que reúne numerosos retratos de Clotilde Garcia del Castillo (1865-1929), esposa y modelo favorita de Joaquín Sorolla, junto con dibujos, fotografías, cartas y apuntes al óleo.
Esta exposición, que llega a Valencia tras su paso por el Museo Sorolla de Madrid, refleja una intensa historia de amor: la de Sorolla hacia su mujer, que se prodiga y se manifiesta en los incontables retratos y dibujos donde constantemente la representa. De hecho se le considera una de las mujeres más retratadas de la historia por un pintor.
Desde niños
La muestra que ahora se presenta en el Museo de Bellas Artes de Valencia incluye 20 lienzos, la mayoría inéditos en Valencia, 10 notas de color, 24 dibujos y 38 fotografías. De los lienzos que se exponen, 18 proceden del Museo Sorolla de Madrid, uno ha sido cedido para la muestra por una colección particular y otro ha sido prestado por el propio Museo de Bellas Artes de Valencia.
Clotilde, «Clota», y Joaquín se conocieron siendo casi niños y vivieron una historia de amor que discurrió en paralelo a los continuos viajes del pintor y su éxito rotundo, un amor temprano sólo interrumpido por la muerte de Sorolla a los sesenta años, tras una traumática agonía de tres años de la que Clotilde nunca se repuso. A su muerte, seis años después, la musa de tantas de sus obras legó al Estado la casa familiar en Madrid, actual Museo Sorolla, y sus colecciones.
Cuatro ámbitos
Estructurada en cuatro ámbitos temáticos, y a la vez cronológicos, la exposición se inicia con el dedicado a la intimidad, y en él se tratan los primeros años del matrimonio, el nacimiento de sus hijos y la vida familiar. En esa época, Sorolla todavía no era un artista de fama internacional, y su casa y su familia eran los motivos constantes de inspiración de unas pinturas en las que Clotilde aparece leyendo, durmiendo, en la playa, paseando o jugando con sus hijos.
El segundo apartado profundiza en el papel de Clotilde como musa y modelo predilecta de Sorolla en numerosos retratos formales, en los que Clotilde posó como ella misma, y en otros en los que lo hizo como modelo anónima, como en un desnudo femenino que, según los estudios, pertenece a la esposa del pintor.
La mujer del artista
A lo largo de su vida en común, Clotilde tuvo que adaptarse también al éxito alcanzado por Sorolla. Desde 1900 tuvo que asumir el papel de esposa de hombre famoso y facilitar su trabajo. Como mujer de un artista reconocido internacionalmente, hace en esa época una vida más social y acompaña a su marido en viajes y veraneos en lugares de moda. Numerosas fotos y un amplio epistolario entre ambos ilustran ese apartado, «La mujer del artista».
La muerte de Sorolla en 1923 ocupa el último espacio de la exposición, en el que se refleja con documentos y recortes de prensa cómo ella fue la artífice del legado al Estado de la casa y la obra de Sorolla y de la apertura del actual Museo Sorolla.