Martín Vitaliti (Buenos Aires, 1978) fue el ganador el año pasado del II Premio de Dibujo Museo ABC, una iniciativa conjunta del museo y la feria JustMad que premia al galardonado con la producción de la exposición que desde hoy martes, 29 de enero, se presenta en el Museo, y de su catálogo. A continuación reproducimos el artículo que sobre la muestra En el fondo, nada ha cambiado… ha escrito su comisario, Jorge Bravo:
El trabajo de Vitaliti se nutre no sólo del imaginario del cómic sino también de las propias publicaciones que lo albergan. Son las revistas, las páginas, las viñetas…, el material que el artista manipula para crear sus obras. Al aislar determinados elementos de las mismas y aplicarles diferentes recursos formales, el artista consigue mantener la intención originaria y, al mismo tiempo, crear un nuevo escenario para un momento único, singular e irrepetible, al que los propios personajes parecían predestinados.
Varias interpretaciones
En el fondo, nada ha cambiado… Son varias las interpretaciones posibles de este título. En clave personal parece remitir a la propia trayectoria del artista, al cambio que supone tener oportunidad de mostrar el trabajo en un marco como el que ahora disfruta, al tránsito del estudio a la sala de exposiciones, de la contemplación solitaria del propio trabajo a la observación de la respuesta del público.
Pero, más cerca de su intención, este título debe remitir a la fuente de la que se nutre su trabajo, el cómic, y por ende a la imposibilidad misma de la permanencia, de la inmutabilidad. Como en la viñeta que contiene el título, la reconstrucción es posible pero las cosas nunca serán ya lo que fueron, y ahí la ironía, el juego que propone el autor.
Sucesión de viñetas
La obra de Martín Vitaliti se genera en la manipulación de los distintos elementos que constituyen el lenguaje del cómic. La página, la sucesión de viñetas, como marco espacio-temporal que alberga una narración, es el elemento principal que interviene el artista.
Vitaliti creció en la admiración de los autores, las historias, sus personajes. Esta admiración propició el estudio del lenguaje, la observación de los recursos formales específicos de este medio, y de ello la necesidad de mostrarlos a quienes apenas reparábamos en la complejidad y eficacia de los mismos. El artista desarrolla varias líneas de investigación que funcionan a un tiempo como síntesis y expansión de los sucesos y situaciones que previamente existían en las páginas que manipula. Las páginas se expanden, se multiplican para crear nuevos espacios de representación. Los personajes abandonan los relatos que habitaban para desafiar los límites del mundo que los acota, las didascalias actúan como detonantes de una explosión controlada de significados, los diálogos dejan de lado las anécdotas que relataban para convertirse en sentencias poéticas que amplifican el sentido de su lectura original.
Nuestro imaginario
Su trabajo nunca entra en contradicción con la intención del autor original, al contrario, parte del respeto a esos autores y al propio medio. Sus intervenciones son como son o no serían, la arbitrariedad no tiene cabida. Los personajes actúan según su condición, los textos se repiten y combinan hasta convertirse en letanías, potenciando así su significado. La memoria que muchos guardamos de estas historias y de sus personajes es utilizada por el autor para ahondar en las razones de su implantación en nuestro imaginario.
Superman, Flash, Tintín o Bambi, se refuerzan como símbolos de actitudes y condiciones existenciales: la fascinación que un superhéroe provoca en nosotros es la consecuencia de nuestra conciencia de finitud, la persistencia de Bambi en nuestros recuerdos remite al momento traumático del abandono de la niñez.
En sus intervenciones, Martín Vitaliti conserva el sustrato conceptual y emocional de la narración, redimensionado hasta conseguir que funcione como una sentencia sobre la condición humana, en un nuevo escenario, en un momento único, singular e irrepetible, al que los protagonistas, también nosotros, parecíamos predestinados. En el fondo, ¿nada ha cambiado..?