Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) inaugura este sábado, 26 de enero, su primera exposición individual en la galería Elvira González (Madrid) que, desde 2012, representa en España la obra del artista mallorquín. Se trata, además, de la primera exposición que Barceló realiza en una galeríacomercial madrileña desde hace más de una década.
La muestra recoge su obra reciente, realizada prácticamente en 2012, año en el que Barceló ha trabajado sobre todo con cerámica. El artista lleva años trabajando con este material y últimamente ha intensificado su uso ya que, en sus propias palabras «es el material que mejor recoge los defectos y las imperfecciones».
Como en la pintura, Barceló maneja el material escogido con destreza y soltura, dando lugar a unas soluciones formales transformadoras e impactantes. «El tema de muchas de estas obras es la pintura. Cómo la arcilla se convierte en pintura, en lienzo y dibujo. Para abreviar, una transmutación. La arcilla se convierte en pintura y así en carne de nuevo», comenta el propio artista.
Versatilidad
En su conjunto, la exposición muestra la versatilidad artística de Barceló con su estilo inconfundible, que le ha convertido en uno de los artistas contemporáneos españoles con mayor proyección internacional.
Miquel Barceló tuvo sus primeros contactos con la pintura desde muy joven, con su madre Francisca Artigues a quien le gustaba pintar y con la que Miquel compartía esta afición. Asiste a partir de 1972 a l’Escola d’Arts i Oficis de Palma de Mallorca y ha sido considerado, desde muy joven, como uno de los mejores artistas europeos de nuestro tiempo. Recibió de forma temprana el reconocimiento internacional. Con 24 años participa en la Bienal de São Paulo (1981) y con 25 en la Documenta de Kassel (Alemania) en 1982.
Multidisciplinar
Desde este momento su obra es incluida en las más prestigiosas muestras internacionales, configurándose como una de las mayores revelaciones del arte español en los años ochenta. En 1986 se le concede el Premio Nacional de Artes Plásticas y, dos años después, instala su taller en Mali, un país en el que centra su fascinación por África.
Su labor artística abarca diferentes disciplinas, como la pintura, la escultura y la cerámica. Representante español en el Pabellón Bienal de Venecia en 2009 su obra ha sido expuesta en la Whitechapel de Londres, el Centre Georges Pompidou de París, el MACBA de Barcelona o el Louvre de París. En la pinacoteca francesa expuso en 2004 las acuarelas que creó para ilustrar La Divina Comedia, convirtiéndose en el primer artista contemporáneo que exponía en el Louvre.
En 2003 recibió el premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 2008 inauguró la cúpula de la Sala XX del Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra. Recientemente ha sido reconocido con el Premio Penagos de Dibujo 2011 e investido doctor honoris causa por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.