El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) presenta la primera exposición individual en un museo de Rosa Brun (Madrid, 1955), una selección de sus pinturas desde 2006. El contraste está presente en las obras de la artista, tanto en los materiales que emplea como en los colores que escoge. El vacío que queda alrededor de las piezas juega también un papel importante en la interpretación de su trabajo.
«Mi obra mantiene un diálogo con el espacio, con la arquitectura, se sitúa en el muro, pero no está ligada permanentemente a él, las obras parecen flotar a pesar de su tamaño y peso, la división fragmentada de las superficies potencia a través del color diferentes cualidades perceptivas que interactúan con la arquitectura y el lugar concreto», explica la propia artista.
La importancia del vacío
La investigación sobre el espacio arquitectónico, los vínculos que se crean entre las piezas que forman parte de la exposición, son objeto de estudio para Brun. El vacío que queda entre las obras tiene la misma importancia que la pieza en sí misma, invitando a reflexionar constantemente sobre los límites de su trabajo. Las paredes, el suelo y el techo de la sala expositiva forman parte de su obra y el color es otro elemento que le da sentido.
Para el director del CAC Málaga, Fernando Francés, «Rosa Brun siempre está jugando con los límites, las fronteras, y la confusión que genera intentar acotar su creatividad. Hay un desafío continuo al conocimiento. La artista traspasa la frontera y el límite de la lógica continuamente. Encontrar sentido entre el aluvión de colores, formas y texturas es un reto para la razón. Fruto del flirteo continuo entre las diferentes disciplinas artísticas es la evolución propia de su obra. La pintura que parece escultura, la escultura que simula a la pintura. Es la primera lectura que se hace cuando se observa su trabajo».
Jugar con la ambigüedad
Brun juega con la ambigüedad a la hora de definir su trabajo. En un principio pueden parecer pinturas sobre telas apoyadas en pesadas planchas de aluminio o madera, o esculturas que simulan estar suspendidas en el espacio. La ligereza que aparentan tener contrasta con el material que emplea. De la misma manera ocurre con los colores: continuamente enfrenta diferentes tonalidades, sugiriendo juegos de palabras antagónicas, como calor y frío, o equilibrio y caos. El blanco de la sala hace el resto.
Es difícil encuadrar su trabajo en escultura, instalación o pintura. «Las tres posibilidades de expresión forman parte indisociable del proceso mismo y desarrollo de mi obra. El cuadro desde su referente bidimensional alude no obstante a la tercera dimensión mediante la estructura que lo soporta, generalmente creando volúmenes y sombras que inciden con fuerza en el espectador, a su vez, la escultura difumina sus aristas, sus límites mediante el color pintado, generando aspectos bidimensionales de la forma, que en la visión unitaria de elementos diferentes refuerza ambos aspectos en la instalación. El discurso es por lo tanto plural y no atiende a diferentes separaciones», afirma la propia artista.
Esta exposición se enmarca dentro de los eventos programados para conmemorar el X Aniversario del CAC Málaga.