El Liceu ofrece una oportunidad realmente única: rememorar el esplendor de los grandes estrenos del cine mudo, como fue la presentación de Los Nibelungos de Fritz Lang en el UFA-Palast de Berlín en 1924.
El film consta de dos partes: La muerte de Siegfried y La venganza de Kriemhild. Su director encargó a Gottfried Huppertz (1887-1937) que compusiese la música para la película. La partitura, escrita en colaboración con su esposa Thea von Harbou, partía de las fuentes utilizadas por Wagner en su Tetralogía y también de la obra de Friedrich Hebbel Die Nibelungen (1862).
Una leyenda del siglo XII
Los nibelungos está considerada un punto de inflexión en la concepción del cine como obra de arte. Lang y su equipo supieron combinar visual y estéticamente los nuevos avances técnicos en iluminación y fotografía que, sumados a una exquisita dirección artística, le dan una gran belleza plástica.
La leyenda original de los nibelungos, del siglo XII, había quedado eclipsada por la famosa tetralogía wagneriana. El guión escrito por Thea von Harbou, que pretende recuperar el mito primigenio, es espejo y esclavo de su contexto histórico, el durísimo período de entreguerras alemán, y comparte el espíritu romántico y épico de aquellos tiempos. No obstante, Lang focaliza el tema en la venganza y las masas desbocadas, leitmotiv recurrente en su filmografía. Todo lo que en la primera parte es noble y puro, en la segunda se convierte en enfermizo y oscuro, siendo la batalla final, nihilista y violenta, el contrapunto cruel y visionario de la ideología nazi. Por este motivo, la segunda parte se distribuyó en una versión diferente, corta y suavizada, y con acompañamiento musical de Wagner, hecho que enfureció a su director.
Música
Gottfried Huppertz (Alemania, 1887-1937) estudió música en Colonia. Al entrar en contacto con el mundo del teatro y del cine, conoció a Fritz Lang, quien le encargó expresamente la música para esta película y la siguiente, Metrópolis. Su composición para Los nibelungos consiguió unir íntimamente música e imágenes, creando una coreografía de luz, ritmo y movimiento con efectos impresionantes. Por este motivo se considera a Huppertz como uno de los grandes de la música para cine. Su muerte prematura hizo que se le olvidara injustamente durante años.
Restauración
La Friedrich-Wilhelm-Murnau-Stiftung ha llevado a cabo esta restauración ejemplar, fruto de años de investigación y de la colaboración de numerosas filmotecas, entre las que cabe mencionar la Filmoteca de Catalunya. Los nibelungos se presenta en una nueva copia de 35 mm con la música original, interpretada por la Jove Orquestra Nacional de Catalunya (JONC). Imágenes y música, un espectáculo total de cinco horas y media de duración.