La Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) y los Coros del Gran Teatre del Liceu y el de Cámara del Palau de la Música Catalana interpretarán la ‘Misa de Réquiem’ de Giuseppe Verdi dirigidos por Pablo González en L’Auditori, dentro de la temporada de la OBC.
A pesar de ser un creyente más bien escéptico, Verdi era un hombre de una profunda espiritualidad, y conocía muy bien el repertorio religioso, ya que había sido asistente del organista de la catedral de Busetto.
Cuando revisaba la partitura original antes de su estreno en Milán (22 de mayo de 1874), el director Hans von Bülow definió este Réquiem (con sorna) como «la última ópera de Verdi, vestida con sotana». Aunque es cierto que la textura melódica de esta obra se aleja de los estilos canónicos de la música religiosa occidental.
Rossini fue la inspiración
Verdi, que después de ‘Nabucco’ y la trilogía popular (‘Rigoletto’, ‘Il Trovatore’ y ‘La Traviata’) se podía reivindicar justamente a sí mismo como el compositor más famoso del mundo, la escribió con una libertad estética que la acercaba al género operístico.
Los orígenes de la pieza se remontan al 1868, cuando, con motivo de la muerte de Rossini, Verdi propuso a los mandatarios de Bolonia una misa de difuntos escrita por los mejores compositores italianos. El proyecto no tuvo sus frutos, y el compositor (que ya tenía algunos esbozos) lo acabó componiendo solo, también afectado por la muerte del escritor y padre de la patria italiana Alessandro Manzoni, por quien sentía auténtica devoción. Esto explica la intensidad de una obra titánica, con auténticas chispas de emoción y que exige el máximo esfuerzo vocal a los solistas y al coro.
Esta gran obra sinfónica podrá verse los días 12, 13 y 14 de abril. Los solistas que la interpretarán son Maria Luigia Borsi, Ildiko Komlosi, Russell Thomas y Riccardo Zanellato.