Es preciso recordar que, aunque las historias del arte académicas suelen pasar de puntillas sobre este tema, las relaciones entre las artes visuales y la música popular a lo largo del siglo XX han sido muy fecundas y son ya varias las generaciones de artistas de vanguardia que han integrado en los procesos de producción de sus obras elementos que se relacionan de modo directo o indirecto con las actitudes y los imaginarios desarrollados por géneros como el rock and roll, el pop, la psicodelia, el glam, el punk, el soul, la música disco, el hip-hop, el indie pop, la música electrónica o cualquiera de los subgéneros y tendencias musicales más fugaces desarrollados en los últimos cincuenta años.
Del pop art al arte conceptual, de la performance y el body art al videoarte y el cine experimental, del movimiento situacionista a las prácticas activistas del nuevo milenio, pasando por el young british art, la estética relacional y las teorías de la posproducción… Artistas tan relevantes como Joseph Beuys, Andy Warhol, Vito Acconci, Dan Graham, Nam June Paik, John Baldessari, Rodney Graham, Tony Oursler, Christian Marclay, Mike Kelley, Douglas Gordon, Matthew Barney, Jeremy Deller o Damien Hirst, entre un largo etcétera que llega hasta hoy, se han aproximado a este género en algunos de sus trabajos más destacados, llegando en ocasiones a colaborar con diferentes bandas de rock o incluso a grabar sus propios discos.
Del mismo modo, músicos tan significativos como John Lennon, David Bowie, Pete Townshend, Syd Barret, Brian Eno, Alan Vega, David Byrne, Laurie Anderson o miembros de bandas imprescindibles de las dos últimas décadas como Sonic Youth, REM, Blur, Franz Ferdinand o The Kills se formaron en escuelas de arte antes de dedicarse profesionalmente a la música.
El rock
Género híbrido por excelencia, el rock –mucho antes que las artes visuales– se perfila como el primer movimiento cultural posmoderno en el cual se dinamitan las barreras entre la alta y la baja cultura, el escenario y la vida cotidiana, los nuevos comportamientos artísticos y la industria del espectáculo… Por ello, no es extraño que en diversos momentos del siglo XX las prácticas artísticas y las musicales hayan generado su propio feedback, transitando recorridos paralelos en los que la historia de la música pop se utiliza como “caja de herramientas” y donde lo experimental y lo subversivo tienen encuentros tan inesperados como paradójicos, pues a nadie se le oculta que tanto la “industria musical” como el “sistema del arte” tienden a mixtificar –y en consecuencia desactivar– las corrientes musicales y las tendencias artísticas más incómodas transformando cualquier revuelta juvenil en “cultura de consumo”, con todas las contradicciones que este hecho genera.
This is Not a Love Song no elude dichas contradicciones, presentes en la mirada crítica de muchos autores seleccionados para esta exposición, y al mismo tiempo propone que las relaciones entre las artes visuales y la música —y muy especialmente entre música pop y videocreación— nos obligan a reconsiderar una historia “otra” del arte de las últimas décadas, en la que músicos y creadores audiovisuales —consciente o inconscientemente— pueden llegar a posicionarse, o bien como actores del sistema cultural hegemónico —pensemos en el considerable número de artistas que han colaborado con la MTV—, o bien como agentes críticos capaces de producir pequeñas formas de resistencia (lo sucedido hace unos meses con The Pussy Riot en Rusia podría ser un ejemplo significativo de este otro polo), cuyo rastro, como diría Greil Marcus, puede ser tan intenso y efímero “como una mancha de carmín que se borra pero deja una profunda huella en nuestra memoria (…)”.
Secciones
Bajo estas coordenadas, y teniendo en cuenta que los orígenes del videoarte son casi paralelos a los de la música pop y tienen diferentes líneas de convergencia, el proyecto se divide en dos secciones:
• Sección 1: Pop y videocreación. Genealogías compartidas.
Esta sección reúne más de treinta piezas significativas de la historia del videoarte y el cine experimental desde los años sesenta hasta 2013 que se relacionan formal o conceptualmente con las iconografías del pop y el rock. Está estructurada temáticamente en 5 capítulos: Arte en el pop / pop en el arte, Historia y religión, “No músicos” vs. “no artistas”. Rock y arte conceptual, “El rock y su doble”. La música pop como “caja de herramientas” y Políticas de la música de baile.
• Sección 2: Música para tus ojos. Artes visuales y estética del videoclip. Una historia de intercambios.
Esta sección, dividida en dos capítulos, es un recorrido por la historia de videoclip musical en el que se revisan las trayectorias de los más significativos realizadores de los últimos cuarenta años y sus conexiones con las artes visuales y el cine contemporáneos, pues incluye un programa que muestra vídeos musicales realizados por artistas como Andy Warhol, Tony Oursler, Judith Barry, Robert Longo, Joan Logue, Damien Hirst, Dough Aitken, etc., y otro de artistas que parodian o redefinen dicha estética. Está comprendido por Video killed the radio star (una historia del videoclip) y por This is not a videoclip.