Con esta exposición, el Espacio de las Artes rinde reconocimiento a Úrculo justo cuando se acaba de cumplir el décimo aniversario de su muerte. Se trata del primer homenaje público que se organiza y para ello se ha querido contar con piezas representativas de todos los temas que interesaron al artista de Santurce.

Pintor y viajero, generoso y abierto, vitalista y reflexivo, son algunos de los rasgos de su personalidad que plasma de modo inconfundible en sus obras. Esas maletas que llenan su obra y el adiós silencioso que sugieren forman parte de esa reflexión nostálgica sobre un viaje de destino incierto que el artista propone al espectador como parte de su recorrido vital.

Y junto a esa actividad implícita pero paradójicamente tranquila que subyace en sus maletas, Úrculo incorpora también elementos que inducen a la contemplación. La mirada lejana de sus hombres anónimos o el carácter enigmático que envuelve a sus bodegones son parte de esa forma ambivalente de concebir el arte y la vida.

El sombrero

Hay también en esta exposición ejemplos de grabados que tienen como elemento central el sombrero, ya clásico, una de sus señas de identidad, al igual que esos interiores en los que aparece una gabardina colgada del perchero o unos palos de golf.

La figura humana y los desnudos femeninos constituyen otro de los ejes centrales de su creación artística. Un pie calzado sobre altos tacones, un rostro parcial de mujer o una muchacha vuelta de espaldas son motivo suficiente para sugerir una escena y crear arte.

Úrculo, autor prolífico y de fuerte personalidad artística, sintió siempre una especial predilección por el grabado que cultivó con maestría. Ahora, una parte de esas creaciones, junto a algunas esculturas seleccionadas, se exhiben hasta principios de julio en el Espacio de las Artes.