De todas ellas va Afectos, el espectáculo de flamenco contemporáneo que la bailarina y coreógrafa Rocío Molina (Málaga, 1984) y la cantaora Rosario ‘La Tremendita’ (Sevilla, 1984) estrenan este jueves (y que continúa este viernes 31 y el sábado 1 de junio) en el Teatro La Abadía con motivo del Festival de Otoño a Primavera organizado por la Comunidad de Madrid.
Las pequeñas cosas
Una mirada basta para poner los pelos de punta. También un zapateado sencillo y un grito hondo. Y un acorde, y una vuelta y un chasquido y un lamento. Con una escenografía sencilla y simple el espectador contempla como el arte se comunica entre sí, como la voz se une a la danza y cómo la música está directamente unida a ambas. De la misma forma, dos mujeres enfrentadas llegan a unirse hasta parecer tan sólo una. Demuestran que es posible entenderse en estos tiempos, que es posible quererse, sentir al otro. El contrabajista Pablo Martín se une a ellas para demostrarlo.
Todo, eso sí, sazonado con grandes dosis de personalidad y arranque, que muestran un trabajo previo al que han llegado gracias a la introspección. Así lo afirma Rosario ‘La Tremendita’: «Hemos mirado mucho en nosotras mismas. Hemos hecho un trabajo muy hacia adentro para luego encontrarnos. Afectos una historia muy profunda, pero a la vez muy natural. No tratamos de hacer un espectáculo donde no tenga cabida la improvisación, y de hecho, en cada función pueden surgir cosas nuevas. Siempre estamos en tensión y la energía está muy conectada entre los tres».
Dos creadoras
Rocío Molina y Rosario ‘La Tremendita’ son viejas conocidas. Ambas habían colaborado en otras ocasiones, pero Afectos, cuyo estreno absoluto tuvo lugar en el Mercat de les Flors de Barcelona en octubre del año pasado, es el primer espectáculo que han creado conjuntamente.
Molina parece otra cuando baja del escenario. Arriba es una mujer llena de energía, de pasión, de creatividad y de poesía. Cuando baja es todo eso pero con un brillante halo infantil, dulce y sencillo. En 2010, sólo con 26 años, fue galardonada con el Premio Nacional de Danza en la categoría de interpretación por su «aportación a la renovación del arte flamenco y su versatilidad y fuerza como intérprete capaz de manejar con libertad y valentía los más diversos registros, características que se expresan de manera especial en sus trabajos Oro viejo y Cuando las piedras vuelan«.
«El centro de mi ser»
Se subió a un escenario por primera vez a los tres años y «a los 7 le dije a mi madre que quería ser profesional». En 2001 entró a formar parte de la compañía de danza de María Pagés, con la que realizó giras por Italia, Japón, Canadá y Estados Unidos. En 2002 se graduó en el Real Conservatorio de Danza de Madrid y en 2005 estrenó su primer espectáculo, Entre paredes, en el Teatro Principal de Vitoria. Desde entonces no ha dejado de afianzarse ante la crítica y de cosechar éxitos. Actualmente compagina distintas actuaciones con la creación de un nuevo espectáculo.
Para ella, «la danza es el centro de mi ser; es como mi existencia, si no bailo, no existo» y «ganar el Premio Nacional fue un regalo. Lo veía algo muy lejano, algo con lo que ni me atrevía a soñar. Ahora es un nuevo apellido que me acompaña y algo que antes supuso un pequeño impulsito para desarrollar la obra en la que estaba trabajando».
De peña en peña
‘La Tremendita’ es de raza cantaora. Lo lleva en la sangre, lo ha mamado. Creció soltado su chorro de voz de fiesta en fiesta y de peña en peña y por eso desde niña tuvo claro que quería ser cantaora. Curiosa, prontó se adentró en la investigación y exploración del cante a la vez que estudiaba solfeo y piano. Crece y participa con éxito en concursos a la vez que pone su nombre al servicio del baile. En 2008, después de colaborar seis años con diferentes compañías, decide sacar a la luz su faceta de compositora.
Ahora está a punto de sacar su segundo trabajo discográfico, en el que cuenta con colaboraciones como las de Diego Amador, Rocío Molina, Salvador Gutiérrez, Juan Requena o Ramón Porrina. Su primer álbum, A tiempo, recibió el Premio Flamenco Hoy como mejor disco de cante revelación en el año 2010. En Afectos canta por bulerías, soleás, peteneras y rumbas con un empaque característicamente maduro, propio de alguien de más edad.