La muestra reúne 9 obras de algunos de los jóvenes arquitectos catalanes y baleares más relevantes, los cuales comparten una misma sensibilidad. El conjunto de los proyectos permite ilustrar una forma de hacer diferente, en respuesta a la demanda creciente por parte de la sociedad de lo que es necesario para la vida de las personas, y en las antípodas de la arquitectura más espectacular y mediática.

Los comisarios, Jordi Badia y Félix Arranz, consideran que los frutos de este proyecto han sido muy positivos a nivel internacional, más allá de la propia exposición. En este sentido, Arranz explica que «muchos de los proyectos participantes y los arquitectos están obteniendo reconocimientos internacionales como premios, invitaciones a congresos, etc.». Así, por ejemplo, la ‘Casa para tres hermanas’ de Blancafort-Reus Arquitectura es finalista en los premios FAD y la tipografía de Vogadors lo es a los LAUS de diseño.

Remando de espaldas

La muestra toma como punto de partida una frase del escultor vasco Jorge Oteiza: «Quien avanza creando algo nuevo, lo hace como un remero, avanzando hacia adelante, pero remando de espaldas, mirando atrás, hacia el pasado». De ahí el título, vogadors, remeros, de este conjunto de proyectos arquitectónicos, que según sus comisarios «son una nueva forma de hacer que liga con la de la arquitectura de siempre, que trabaja con materiales locales y saca el máximo de estas propuestas que parten de una gran modestia».

Badia destaca también que «Vogadors funciona ya como un concepto en sí mismo: como anécdota, el otro día oía una conversación de arquitectos ajenos a la exposición que hablaban de una arquitectura muy ‘vogadora’, convirtiendo el sustantivo en adjetivo, hablando de un movimiento, una arquitectura ya existente que mira al futuro con un gran respeto por el pasado».