Se trata de un espacio estrecho y alargado, cuyo eje mayor está atravesado por la acequia real, principal arteria hidráulica del recinto. Su estructura original era en forma de crucero, semejante al Patio de los Leones de la Alhambra, y al estar completamente cerrado poseía un alto carácter intimista, que con las reformas posteriores se ha perdido.
Curioso pórtico
El pabellón consta de un curioso pórtico compartimentado en tres espacios mediante dos arcos transversales, que no vuelven a repetirse en la arquitectura nazarí. Los arcos descansan en columnas, cuyas basas están enterradas bajo el pavimento actual, con capiteles nazaríes de tipo arcaico. El ámbito central, de doble altura, tiene sobre el triple arco otro carpanel donde se situó la campanilla que servía como timbre de la entrada cristiana.
La planta baja ha llegado a nuestros días irreconocible, ya que ha sido cortada tanto en sentido horizontal, por tabiques, como vertical, por una entreplanta que aún se conserva en sus extremos.
Aunque data de finales del siglo XIII, la construcción de la planta alta es fruto de una reforma posterior atribuida a Yusuf III (principios siglo XV). A finales del siglo XIX no quedaban ya restos de la escalera de acceso a la planta alta y se construyó una de nueva planta en una habitación situada a saliente de la nave.